Tazas para caldo, chirmoleras, ollas, pitos, alcancías y llaveros son productos de gran utilidad y simbolismo elaborados por artesanos guatemaltecos y que son el recuerdo perfecto para muchos migrantes.
Son creaciones artesanales en serie pero cada una tiene su propio detalle especial. Eso es lo que hace tan atractivos y representativos los objetos decorativos, utilitarios, sonoros o lúdicos exhibidos en cada mercado de artesanías guatemalteco. Este es un pequeño paseo por el de Totonicapán.
El mercado de las artesanías
En el segundo nivel del mercado municipal de Totonicapán se concentra el sector de las artesanías, un lugar que llama la atención por la variedad de artículos decorativos o utilitarios que en conjunto exhiben el ingenio de la multiculturalidad guatemalteca. Para muchos migrantes guatemaltecos que tienen la oportunidad de visitar el país constituyen recuerdos u obsequios perfectos.
Varios productores locales por herencia se han dedicado a la producción y venta de artículos artesanales. La principal materia prima son el barro, la madera, el tejido y sin duda alguna la creatividad de cada artesano.
“Mi papá me enseñó a elaborar las tazas y alcancías de barro, desde muy pequeña me dejó este bonito trabajo” dice Laura Ixcaquic, artesana.
Los propietarios de los negocios son en su mayoría personas mayores. Algunos están acompañados de sus hijos e hijas para ofrecer al público sus artesanías. Existen familias que, desde el más joven hasta el más anciano, trabajan bajo un estilo tradicional heredado de sus antepasados, para creando productos únicos que son distribuidos en Guatemala y fuera del territorio.
La mano y el barro
Cada pieza de madera, tela o barro representa una expresión y conexión con el ser humano, en especial con los guatemaltecos que deben llevar un pedazo de su tierra a cualquier parte del mundo.
Las alcancías, tazas, jarrones y pitos son elaboradas con cerámica tradicional, un procedimiento que conlleva un proceso casi ritual. “Primero se extrae el barro de tierra, una tarea con previa preparación, se coloca el barro al sol para luego molerlo hasta convertirlo en masa, se moldea la figura, se deja secar, luego se pone a cocer en un horno a base de leña, se decora y pinta el producto”, explica Micaela Bulux, artesana local.
Laura Ixcaquic y Micaela Bulux son artesanas originarias de Totonicapán; ambas se dedican a la elaboración de alcancías, pitos y tazas a base del barro, labor que aprendieron desde pequeñas. Cada una tiene su puesto y los productos son variados en color y tamaño.
Manuel Poncio recibe mercadería de artesanías de varios departamentos como Quetzaltenango, Jalapa, Huehuetenango, San Marcos. Desde llaveros hasta trompos y frutas decorativas.
Un medio de vida en peligro
Una realidad innegable es que las ventas han bajado y han sido un golpe duro desde la pandemia. “No hay venta, ha costado mucho” dice Manuel, artesano del barro. Los precios se mantienen fijos a pesar del esfuerzo, tiempo y trabajo que cada uno conlleva. El precio de las alcancías oscilan entre los 35 a 40 quetzales.
Los artesanos concuerdan en que necesitan buscar nuevas formas de vender sus productos y tener alianzas con instituciones que promuevan las ventas en el extranjero. También creen que los recuerdos son creados para aquellas personas que desean llevar un detalle a un familiar o amigo.
“Agradecemos a soymigrante.com por dar a conocer nuestro trabajo, lleva mucho tiempo y dedicación, es un arte que llevamos en nuestras manos y debe ser valorado” agrega Manuela, quien espera a su primer cliente del día.
El mercado municipal de Totonicapán es uno de los lugares donde se puede encontrar artesanías, pero también está la asociación de artesanos y otras instancias que motivan la producción local como la feria de la artesanía, que se realiza unos días antes y durante la feria patronal. ,