Amarilys Ortiz llegó a Estados Unidos a finales de los 80, comenzó a trabajar como niñera, cuidadora de casas y cocinera. Ahora se ha convertido en una líder migrante, que impulsó la creación del Día del Guatemalteco, instituido en 2009 en Los Angeles.
“Yo vine huyendo del conflicto armado. Mi esposo desapareció durante esa situación. Tuve que buscar un mejor futuro”, comparte Amarilys Ortiz al preguntarle por qué migró a Estados Unidos, quien decidió llegar a ese país durante la época de los 80 cuando Guatemala vivía uno de los peores momentos políticos.
Compartir su historia la ha llevado a recordar esa etapa en Guatemala que le emotiva mucho, entre lágrimas, Amarilys recuerda que tenía 24 años de edad cuando se vio obligada a dejar a sus tres hijos bajo el cuidado de su hermana. Su objetivo era migrar a Estados Unidos para trabajar y con ello ayudar a su familia en Guatemala, sobre todo, a sus hijos para que ellos siguieran estudiando.
Una realidad migrante
“Sentirse amenazada es duro, pero debía seguir adelante por mis hijos. Pensé en venirme solamente 1 año. Acá yo lucho por la mujer guatemalteca y trabajo para que nuestra comunidad conozca sus derechos y oportunidades viviendo en Estados Unidos” , enfatiza Amarilys quien después de permanecer 15 años en ese país logró la ciudadanía. Para lograr su objetivo en suelo estadounidense, Amarilys tenía tres trabajos; era niñera, cuidaba casas y preparaba comida para vender.
“Viviendo acá es difícil tener contacto con los hijos”, refiere Amarilys. Se propuso aprender inglés y a partir de ello se le facilitó más la oportunidad laboral.
Una de las historias que marcaron sus comienzos fue el de niñera, pues tuvo la oportunidad de cuidar a la hija de una princesa indonesa durante 11 años, lo peculiar del caso era que la pequeña nació con autismo.
“La llegué a querer como si fuera mi hija. Cuidar a un niño autista requiere de mucho tiempo. Ellos hacen y quieren las mismas cosas todo el tiempo. Les gusta vestir lo mismo, pueden ver la misma película todo el día”, explica Amarilys.
Dedicación guatemalteca
Amarilys tuvo especial dedicación y esmero para atender a la hija de la princesa. Son cualidades muy guatemaltecas. Y por ello se volvió prácticamente indispensable en esa familia ya que conocía muy bien las necesidades y preferencias de la niña. Fue en esa etapa que viajó junto a ellos por muchos países como Egipto, Singapur y visitó Europa.
La ciudad de las Vegas se convirtió en un segundo hogar pues ahí vivió bastante tiempo la princesa indonesa con su hija. También vivieron en Beverly Hills. “Dios es el que me ha puesto bendiciones en el camino. Uno trata se der buena persona, uno comete errores, pero Dios lo bendice a uno”, añade Amarilys.
Contribución migrante
Luego de la pandemia, Amarilys ha tenido dificultades laborales pero no así en el trabajo que hace para promover la cultura guatemalteca junto a otros líderes comprometidos. Desde Santa Mónica, California, donde radica ella se organiza para promover desde diferentes grupos la comunidad guatemalteca. No solo ha impulsado el Día del Guatemalteco en Los Angeles. Como líder activista participa constantemente en reuniones de trabajo con la Asociación Guatemalteca Americana, de la que es integrante.
Amarilys es una de los dos guatemaltecas promotoras del Día del Guatemala que se conmemora cada 20 de octubre y que este año se cumplirán 15 años de la resolución emitida por el gobierno de Los Ángeles.
Amarilys logró regresar a Guatemala, después de muchos años, en el 2004. Recuerda que tenía miedo de salir del aeropuerto, no sabía a lo que se enfrentaba después de décadas fuera de este territorio. Reunirse con sus hijos fue un reencuentro lleno de sentimientos encontrados. La recibieron con flores. Pudo recordar sus momentos de infancia, jugaba en una de las áreas del Teatro Nacional, pues ella nació en una de las viviendas aledañas.
Una de las iniciativas de su parte es reunir fondos para ayudar con compra de útiles a niños en Guatemala, con apoyo de su familia, Amarilys logra dar esperanzas a esos niños. Afortunadamente sus hijos la apoyan es estas actividadades para que el apoyo sea una realidad.
“Tengo casi los mismos años que el Teatro”, dice orgullosa pues durante su niñez recuerda el momento en que el Teatro Nacional era pintado de azul. Y con esos sentimientos, Amarilys está convencida de que trabajar Ad Honorem por la comunidad guatemalteca no tiene ningún precio sino mucha satisfacción, como buena chapina.
Actualmente promueve la ya próxima celebración del Día del Guatemalteco, con la convicción de que son muchas las cualidades y aportes de los migrantes nacidos en la Tierra del Quetzal.