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Imagínese un refrescante baño enmedio del calor tropical, entre las montañas y la Costa Sur. Rodeados de naturaleza conservada gracias a la labor de un visionario y entusiasta el ecoturismo.

Quien visita Guatemala y desea una experiencia ecológica integral no puede dejar de visitar este parque natural conservado gracias a los ideales de un agrónomo local La idea original era crear una escuela de Turismo para toda la región suroriente de Guatemala, pero por falta de financiamiento y la distancia, no funcionó. 

Sin embargo, se convirtió en un inesperado paraíso para quien busca disfrutar del bosque, del agua de montaña y del ambiente cálido de la bocacosta guatemalteca.

Ehrco Park se encuentra en el kilómetro 90 de la ruta entre Cuilapa y Chiquimulilla, en el departamento de Santa Rosa. Ruta asfaltada todo el camino y ya solo en el interior del parque hay un tramo de terracería.

Bajo la sombra de los frondosos árboles tropicales, la frescura de los manantiales se percibe.

El lugar sorprende desde los primeros instantes debido a  que se trata de un bosque preservado de la destrucción predominante. Extensiones de árboles han sido talados en los alrededores para destinar las tierras a ganadería, agricultura o simplemente para vender la leña. Esto sin embargo tiene un fuerte impacto en las comunidades aledañas, porque poco a poco se reducen los manantiales y con ello la provisión de agua.

 

 

 

 En el bosque de Ehrco Park, en las faldas del volcán Tecuamburro, el agua fluye natural y alegre por los riachuelos. No existe ninguna atracción similar en las cercanías. Piscinas de agua transparente y fresca se ven rodeadas de naturaleza e inmensos árboles: toda una experiencia paradisíaca para quien viene de la ciudad o de otros países.En el lugar se sirven las tradicionales mojarras fritas o en caldo. No solo son preparadas en el lugar: el cliente puede elegir su ejemplar favorito en los estanques de crianza de estos peces.

Los fines de semana suele ser muy concurrido, pero ello no le resta atractivo. Por el contrario el lugar se llena de música, sonrisas, familias y alegría.

“Mi sueño fue convertir este lugar en un refugio de especies silvestres y de nacimientos de agua. Y el agua que nace aquí surte a varias comunidades río abajo”, cuenta Edwin Ottoniel Monterroso, agrónomo y fundador de este parque, abierto de martes a domingo, de 8 a 17 horas. La entrada cuesta Q30 por persona.

Ojo que no se pueden entrar alimentos, para contribuir con la economía y sostenimiento de este lugar. Pero con el consumo se apoya a la conservación de este tesoro natural.

Periodista, escritor, docente universitario. Nació en Guatemala, 1971. Egresado de la Carrera de Comunicación Universidad Rafael Landívar. Ha trabajado en varios medios de comunicación, entre ellos Prensa Libre, entre 1996 y 2022. Actualmente dirige el…