La construcción de viviendas en el Occidente de Guatemala sigue creciendo gracias al esfuerzo de migrantes guatemaltecos en Estados Unidos.

En el primer bimestre de este año, el ingreso de remesas familiares fue de 2 mil 996 millones de dólares, 228 millones de dólares más que en el mismo lapso en 2023, lo que representa un crecimiento del 8.3 por ciento, según datos del Banco de Guatemala.

¿Cómo las remesas transformaron el paisaje urbano y rural en Cajolá y Cantel, Quetzaltenango, así como en San Mateo Ixtatán, San Juan Ixcoy, Soloma, Huehuetenango? Estos municipios formaron parte del estudio: Arquitectura de Remesas.   

En Estados Unidos existe una comuidad de migrantes de San Mateo Ixtatán, Huehuetenango que cada mes envían remesas a sus parientes en Guatemala.
San Mateo Ixtatán es un municipio del departamento de Huehuetenango donde el fenómeno migratorio hacia Estados Unidos se evidencia en las modernas construcción que han cambiado el paisaje y mejorado las condiciones de vida de las familias de los que se fueron. (Foto AECID)

«La arquitectura contemporánea hace tiempo que dejó atrás a la arquitectura popular (casas de adobe con techos de lámina). El proceso de urbanización ha venido acompañado de modificantes culturales importantes y de vínculos a la modernidad. Hoy se calcula que la mitad de la población guatemalteca vive en espacios urbanos y el envío de remesas para edificar casas es importante», describe el historiador Luis Taracena en el proyecto Arquitectura de Remesas publicado por la Red de Centros Culturales de España. 

La arquitectura de remesas tiene estatus propio por lo vivido y visto por los migrantes en Estados Unidos que trasladan a sus familiares el diseño para la vivienda. Sin embargo, ese proceso cambia porque intervienen los criterios de la familia y del maestro de obras que añaden detalles.

Así, la arquitectura actual responde a la demanda del mercado más que a intensiones estéticas, por lo que ha dejado de ser una disciplina únicamente creada por arquitectos, sino también por albañiles y maestros de obra local. Lo que conforma el paisaje edificado urbano y rural no es necesariamente arquitectura, sino más bien construcción espontánea.

Masivo crecimiento de edificaciones

En los últimos 15 años la construcción masiva de viviendas con nuevos criterios y materiales es un fenómeno. El denominador común es que la mayoría de sus dueños son o han sido migrantes. Gente que se fue para el norte en algunos casos por una temporada para asegurar el futuro de su familia.

La pobreza en el país cambió, pero sin desaparecer en absoluto; el norte sigue asociado a la abundancia y una estadía allá permite que las cosas improbables en Guatemala se hagan realidad. Construir una casa es uno de los primeros objetivos para muchos de los que se fueron.

Las remesas no solo transformaron la arquitectura y el patrimonio tangible sino también los gustos, las expectativas, los sueños y hábitos.

En poblados del altiplano de Guatemala es común ver en las casas de los migrantes, banderas y aguilas en alusión a Estados Unidos o la bandera donde el migrante reside. (Foto AECID)
En poblados del altiplano de Guatemala es común ver en las casas de los migrantes, banderas y aguilas en alusión a Estados Unidos o la bandera donde el migrante reside. (Foto AECID)

Trabajo colectivo de migrantes

La masiva construcción de viviendas tiene una relación directa con la cantidad de migrantes que se han ido a Estados Unidos. De hecho, los momentos álgidos de la inversión en la vivienda rural del altiplano durante los últimos años coincide con los picos migratorios, el primero en 1999 y el segundo entre los años 2001 y 2002. En esa época cientos de jóvenes salieron, la mayoría fueron hombres. La cantidad de remesas enviadas cambiaron hábitos y patrones en sus comunidades, pero también el entorno urbano.

En la actualidad los habitantes de Cantel, Soloma o San Mateo Ixtatán consideran que la transformación forma parte de una labor colectiva de los migrantes que se sacrificaron y se sacrifican para lograr cambios que ningún gobierno o cooperación internacional llevó a cabo más que por el arduo trabajo de cada guatemalteco.

La salida de guatemaltecos a EE. UU. no siempre coincidió con la intensión construir casas. En los años 80 la migración hacia el norte fue por motivos políticos, nadie pensó en construir. Sin embargo, la dinámica cambió al final de la década de los 90 porque los guatemaltecos comenzaron a migraron motivados para mejorar su economía y desde esa fecha las remesas son el motor que mueve gran parte de la economía del país.

La construcción de viviendas aumentó la demanda de servicios, agua entubada, drenajes, tratamiento de aguas servidas, basura, calles, entre otros, que en la mayoría de casos evidenció que los gobiernos locales no están preparados para atender la demanda. En consecuencia, el desorden y el caos se han convertido en la regla.

La fuerte inyección de remesas se ve reflejado en grandes edificios que trasforman comunidades en el altiplano. (Foto AECID)
Las modernas construcciones en comunidades rurales han creado una forma de “status social” para identificar a la familia que tiene un familiar que envía dinero del extranjero. (Foto AECID)

Casas grandes, pero sin moradores

Durante el estudio se encontraron muchas viviendas de hasta tres niveles vacías, nadie las habita. En parte hay una razón: se trata de casas mandas a hacer por gente que está en el norte y no ha regresado. Permanecen así hasta que sus dueños regresen. Algunas casas son aprovechadas por algún familiar para guardar cosas o vivir.

También se encontraron casas de adobe dentro del terreno donde se edificó la nueva, pero la familia del migrante vive en la casa de adobe y no en la casa nueva, la razón, la casa con techo de teja y adobe es donde comenzó el núcleo familiar.

¿Para qué sirve una casa grande sin habitantes? La respuesta de la familia del migrante fue que la casa representa prestigio y una marca social: competencia y envidia dentro del grupo social que contrasta con casas de adobe donde viven grupos familiares de personas mayores o mujeres viudas que perdieron a los hombres que eran el motor de la economía.

Las modernas construcciones en comunidades rurales han creado una forma de “status social” para identificar a la familia que tiene un familiar que envía dinero del extranjero. (Foto AECID)
Las modernas construcciones en comunidades rurales han creado una forma de “status social” para identificar a la familia que tiene un familiar que envía dinero del extranjero. (Foto AECID)

Marca social y marca cultural

Las nuevas casas constituyen una forma de marca social: unas son más lujosas, otras más amplias, de dos y cuatro niveles, con mayores o mejores acabados, con vidrios reflejantes, algunas tienen fachada de azulejo (que rompen con la armonía), su iconografía abundante en alusión a Estados Unidos o el Estado donde reside quien envía los dólares.

La cantidad de migrantes de una comunidad o paraje que envían remesas han logrado cambiar en algunos casos el paisaje urbano y asemejar aquel terruño en pequeñas ciudades caóticas que nunca fueron planificadas para grandes viviendas.

Construir una vivienda es la demostración pública y privada de una mejora económica. Sea cual sea el motivo de evolución (migración o profesional) las casas siempre serán un de los primeros objetivos del esfuerzo laboral.

Con relación a la adquisición del terreno y construcción hay variables: Un migrante en tiempos normales, y si se lo propone, puede reunir en tres años la cantidad necesaria para hacer una casa. En comparación con Guatemala el tiempo que necesita un guatemalteco para hacer de una casa a través de un préstamo bancario son 20 años como mínimo.

Decenas de casas en Huehuetenango y Quetzaltenango fueron construidas, pero nadie vive en ellas, están a la espera el retorno del migrante. (Foto AECID)
Decenas de casas en Huehuetenango y Quetzaltenango fueron construidas, pero nadie vive en ellas, esperan el retorno del migrante. (Foto AECID)

Mujeres administran la remesa

Edificar una casa conlleva una serie de negociaciones. Primero con la familia y luego con el maestro de obras o albañil. La madre del migrante o la esposa suele ser la figura mediadora y confiable. A ella se le envían el dinero, fotos y se le platica sobre los gustos y el diseño. Sin embargo, concretar la idea que el migrante tiene sobre la construcción hay grandes diferencias.

En Comintacillo, San Marcos, un migrante mando a pintar su casa con los colores de la bandera de EE.UU. en agradecimiento al país que le ayudó a mejorar su vida y la de su familia.
En Comintacillo, San Marcos, un migrante mando a pintar su casa con los colores de la bandera de EE.UU. en agradecimiento al país que le ayudó a mejorar su vida y la de su familia.
Esta publicación se llevó a cabo con base al proyecto Arquitectura de Remesas proyecto editorial del Centro Cultural de España de Guatemala.  Textos de R. Piedrasanta, R. Monterroso, R. Rivas, O.Batres, M. Ardón, R. Zavala, L. Taracena. Fotografías: A. Asturias, A. Aragón, D. Chauche, W. Iraheta, A. Sosa.

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