Lleva la marimba en la sangre, el alma y el corazón y también en las manos: por eso Alfredo Canastuj toca el instrumento nacional de Guatemala con orgullo y pasión en suelo estadounidense.
Alfredo Julián Canastuj Tumax es originario de Barraneché, Totonicapán hijo de Lorenza Tumax y quien en vida fue su padre Juan Canastuj, reconocido por la elaboración de marimbas en la localidad. Tuvo la oportunidad y también la necesidad de migrar a Estados Unidos.
Ha trabajado muy fuerte para labrarse un nuevo futuro y mejorar las condiciones de vida de su familia. Pero nunca olvida la marimba de su tierra natal. Se dio cuenta del gran poder de las notas del instrumento nacional para unir, alegrar y a veces hacer llorar de nostalgia a los connacionales migrantes, quienes al escucharla regresan por un momento a su tierra amada.
Y es que él mismo trae la marimba en la sangre: “Mi maestro fue mi difunto papá, gateamos entre las marimbas y fue la mejor enseñanza, es un legado que nos ha dejado” dice Alfredo con emoción.
La marimba, acompañante en cada mesa
Con el anhelo de crecer y buscar una oportunidad Alfredo llega a Estados Unidos en 2020. No tenía mayores pertenencias ni planes, excepto buscar una oportunidad laboral para ayudar a su familia. En el corazón llevaba la habilidad de tocar marimba. Pero ¿de qué podía servir esto tan lejos de su tierra?
Comenzó a trabajar en un supermercado. Así se ganó el sustento, en un día a día que se tornó rutina. Pero en los días de descanso y fines de semana empezó amenizar en restaurantes. Otros músicos guatemaltecos lo invitaron a participar en conjunto, aunque también ha efectuado presentaciones individuales.
La alegría y la nostalgia en cada presentación son notables, porque en Estados Unidos los guatemaltecos valoran muchísimo más las memorias evocadas por las piezas musicales en marimba. “La combinación de la música guatemalteca y platillos tradicionales generan una emoción especial”, dice Alfredo.
Una marimba migrante llega a New Jersey
Al pasear por un parque muy concurrido por guatemaltecos migrantes en su día libre, Alfredo consideró que no había nada que ambientara y alegrara el momento. ¡Si tan solo hubiera una marimba tocando en este lugar!
Así surgió la idea de trasladar una marimba desde Guatemala hasta New Jersey. Era una total locura o más bien un gran sueño sonoro. Alfredo habló con su familia y comenzaron el proyecto. No fue sencillo, ni barato, ni fácil. Pasaron casi seis meses. Pero por fin, las teclas de hormigo llegaron.
Con los permisos correspondientes, Alfredo comenzó a situarse en calles de New Jersey a hacer lo que más ama en la vida: tocar marimba. Aquello causó tal sensación entre los connacionales, que hubo lágrimas, sonrisas y aplausos.
“La primera vez que salí a tocar en la calle, alguien entre los espectadores dijo: ¡Oye, me puedes tocar las mañanitas, es mi cumpleaños! Era un guatemalteco que tenía 20 años sin escuchar una marimba en vivo.
Exportador de marimbas y recuerdos
Alfredo y sus hermanos aprendieron a fabricar, afinar y mantener marimbas bajo la guía de su padre. Este arte, oficio y misión se ha convertido en la mejor herencia. Ellos tienen sus propias fábricas en Guatemala y Alfredo se ha convertido en un promotor del instrumento nacional.
“Muchas personas que llevan años en Estados Unidos, se emocionan por ver, probar o tener un artículo que le recuerde su tierra. Me preguntan cómo conseguí la marimba”. lfredo se ofreció a traerlas y entregarlas. La primera marimba fue entregada a una amiga en esa ciudad.
Actualmente se dedica al mantenimiento y afinación de instrumentos musicales, incluyendo marimbas, pero también a facilitar su exportación de Guatemala a Estados Unidos. Hasta ahora los pedidos se han efectuado por vía electrónica, pero su gran sueño es llegar a tener una tienda física de marimbas en Estados Unidos.
Un Rey Quiché comparte su talento
Alfredo se gana la vida efectuando presentaciones musicales. “Recuerdo con cariño todo lo aprendido al ser parte de grupos musicales como Marimba Orquesta La Gozadera, Lalo Tzul y sus Manzaneros, Marimba pura Sentimiento de Hormigo y una marimba infantil integrad por niños de Barraneché”.
Dado el nombre de su marimba, muchos le llaman “Rey Quiché”, un apelativo que lleva con orgullo. “La mejor enseñanza, fue la que me dejó mi papá, la humildad, el respeto y seguir de pie ante las caídas, respetar la vida y buscar nuestros sueños”.
““No nos avergoncemos de mostrar nuestra cultura. Mi mensaje es que hay que seguir luchando en cuanto a promover el arte guatemalteco” y de esto da testimonio mientras toca melodías en una calle de New Jerseyl