Manuel García es un guatemalteco devoto cargador de la Consagrada Imagen de Jesús del Consuelo, desde hace 68 años. Así cuenta esta especial veneración que se renueva en cada Cuaresma.
Por más de seis décadas, Manuel García ha dedicado su vida a una misión: cargar en hombros a Jesús del Consuelo. A sus 82 años, su fe sigue intacta y este Sábado de Consuelo, como cada año, ya está listo para acompañar la imagen que le ha dado sentido a su vida.
Manuel García es un nombre conocido entre los devotos de la Recolección. Es cucurucho desde hace más de 68 años y ha dedicado su existencia a la devoción por Jesús del Consuelo. “Jesús es uno solo, pero se representa en varias imágenes”, dice don Manuel, con una fe que ha traspasado generaciones.
Nació en la fe
Su historia con las procesiones comenzó desde niño, cuando cargó por primera vez en la procesión infantil de la iglesia de La Recolección, en la ciudad de Guatemala. Más adelante, estudió en el colegio de la misma institución, lo que reforzó aún más su vínculo espiritual.
“Desde pequeño sentí ese llamado. Cada vez que veía la procesión, quería estar ahí, cargando, acompañando”, recuerda.
Cuando tuvo la edad necesaria, ingresó a la Hermandad de Jesús del Consuelo, donde sirvió durante 17 años. Pero su rol no fue solamente como cargador: también fue parte de la directiva como secretario de finanzas. Desde allí, aprendió a cuidar de las imágenes, de las andas, y a tener control sobre lo que sucede en una procesión. Para él, era más que una tradición; era una responsabilidad sagrada.
El paso del tiempo no ha mermado su entusiasmo. Aunque los años pesan, el corazón de don Manuel sigue firme.
“Esta etapa de la vida es muy emotiva porque me permite vivir de cerca la procesión, como desde el primer día. Es algo que uno lleva en el alma”, dice con la voz cargada de emoción.
Ofrecimiento por su salud
Pero no todo ha sido fácil. Hace años, un accidente lo hizo prometerle a Jesús del Consuelo que cargaría descalzo como muestra de agradecimiento. Y así lo hizo, durante muchos años. Sin embargo, por recomendaciones médicas tuvo que dejar de hacerlo.
“Fue duro dejar de cargar descalzo, pero entendí que Jesús también quiere que uno se cuide. Lo importante es seguirle fiel”, afirma.
Su devoción ha trascendido su vida personal. Para la familia de don Manuel, el Sábado de Consuelo es más que una fecha del calendario; es una celebración que los une.
“Nos reunimos todos el sábado en la mañana. Vienen mis hijos con sus familias, estamos todos, hacemos una oración, porque es un día de fiesta”, cuenta con una sonrisa.
Uno de sus hijos lleva más de 30 años cargando, siguiendo los pasos de su padre.
“Eso me llena de orgullo. Saber que la devoción no se quedó solo conmigo, sino que sigue viva en mis hijos y, Dios mediante, en mis nietos también”, dice don Manuel.
Una tradición familiar
El Sábado de Consuelo, para él, es sagrado.
“Todo el año vamos contando los días para cargar en hombros a Jesús del Consuelo. Es nuestro momento”, afirma. Y lo dice con la misma ilusión de un joven que va a cargar por primera vez.
A sus 82 años, Manuel García sigue esperando con ansias ese día. Se prepara con oración, con recogimiento y con alegría. Porque para él, cargar a Jesús del Consuelo no es una obligación, sino un privilegio.
“La fe es lo que me sostiene. Mientras Dios me dé fuerzas, seguiré acompañando a Jesús”, concluye.
Este sábado, como lo ha hecho por décadas, don Manuel estará ahí, con su túnica morada, su corazón agradecido y su alma entregada, cargando en hombros no solo una imagen, sino una vida entera de devoción.
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