Nadie se queda indiferente ante la tragedia de Los Angeles, mucho menos los migrantes guatemaltecos e hispanos, que están aportando trabajo, tiempo, donaciones, alimentos para los albergues y damnificados, incluyendo la Operación "Chuchito".
“Aquí hay gente guatemalteca y de países latinoamericanos dando hasta la última gota para apoyar, servir y contribuir con los damnificados por los incendios”, dice Walter Batres, presidente de la Red Migrante Guatemalteca desde el Centro de Trabajadores de Pasadena, uno de los centros de acopio y distribución de voluntarios para trabajar en la limpieza y descombramiento de áreas afectadas por los incendios de Los Angeles, California.
“Todos traen piochas, palas, picos, cepillos y muchas ganas de trabajar. Es voluntario. Dejan sus trabajos para poder venir a colaborar. Acá vemos calambres, tirones, alergias, quemaduras por el sol, fatiga, pero la gente migrante hispana está al frente y al servicio de Los Angeles”, continúa explicando.
“Nos traen donaciones en una calle y las entregamos en otra. Hay unos 700 voluntarios de todas nacionalidades, pero también llegan otros hermanos guatemaltecos que traen comida y bebida para los que están trabajando sin otro interés que servir, apoyar y dar ánimos”, finaliza Batres.
Sabor a solidaridad guatemalteca
“Es un desayuno muy sencillo y muy guatemalteco”, dice Mariela Osorio, guatemalteca originaria de Ayarza, Santa Rosa, acerca del donativo de chuchitos de maíz que preparó para la jornada de voluntarios en Pasadena. “Crecí inculcada de que dar es mejor que recibir; es poco pero con toda voluntad. No nos sobra, pero Dios siempre nos bendice, servir es una pasión y una misión”, afirma.
Paty Rodríguez, también migrante guatemalteca, contribuyó también con un donativo de “chuchitos”, lo cual dio inicio a la llamada Operación Chuchito, de Red Migrante Guatemalteca, para conseguir más donaciones de familias connacionales radicadas en el área de Los Angeles. También hubo panes con frijoles volteados
Servicio sin fronteras: unidos por la hermandad
Desde antes que saliera el sol ya había congregadas decenas de hispanos en el Centro de Trabajadores de Pasadena, California. Traen herramientas de trabajo. Dejaron sus empleos para acudir en ayuda de vecinos de Los Angeles.
Entre ellos, Jennifer Contreras, originaria de La Ceiba, hermana república de Honduras. “Estoy ayudando con la entrega de donaciones de agua, jugos de frutas, cereales, sueros, leche en polvo, pañales. Tengo amigos que fueron afectados, que perdieron sus casas y eso me motiva a ayudar a todos los damnificados”, dice.
No toda la ayuda es material. También se necesita de acompañamiento emocional y espiritual “Tenemos hombres fuertes de pensamiento y alma como Edgar Reyes, quien brinda oración y consuelo a amigos. Llega gente llorando porque lo perdieron todo. Necesitan apoyo en alimentos, pero también fortaleza y testimonio de Dios”, describe Batres.
Manos hermanas se multiplican
“Mi sentimiento es solidario con la gente que sufre por este desastre” declara el guatemalteco Ervin Conrado Mancilla, originario de la capital de Guatemala. “Yo gracias a Dios estoy bien, pero eso a la vez me permite poder aportar mis manos al servicio de los demás”, expresa.
Toda tarea es valiosa: incluso recolectar la basura, repartir platos de comida o esperar a recibir instrucciones de qué lugar acudir a limpiar. Y los guatemaltecos están siendo parte de este servicio en la ciudad de Los Angeles. Con este espíritu comienza la reconstrucción.