Roldan José deja huella en los corazones de los guatemaltecos migrantes y de las personas que lo rodean, dar a conocer su origen y tradiciones es su objetivo.
Orgulloso de sus raíces
Roldan José es originario de la comunidad de Rachoquel, Xequemeya, Momostenango, Totonicapán, Guatemala desde pequeño admira las tradiciones de su tierra, su objetivo es trascender y plasmar sus raíces. “Desde que tenía 15 años anhelaba bailar en la feria de Momostenango, pero no tuve la oportunidad”.
“En Guatemala tenía amigos que se dedican al turismo, entonces me iba con ellos y los ayudaba, escalaba volcanes, montañas y varios lugares” disfrutaba mucho de mi país. Actualmente reside en New York, Estados Unidos, trabaja en una empresa de consumo diario.
El tiempo paso, pero José tenía la inquietud de bailar, entonces formó parte del convite de su aldea Rachoquel (personas que se disfrazan con trajes de personajes en celebraciones de la aldea). Al bailar en los trajes descubrió pasión y felicidad que se prometió continuar participando en varios eventos.
José tiene tatuado las raíces no solo en su corazón, también plasmado en su piel cuenta: “Mi primer tatuaje fue un mono y también tengo plasmado los riscos de Momostenango, mi sueño era demostrarle al mundo lo nuestro”.
Tras sentirse orgulloso José se prometió poner en alto el nombre de Guatemala y de su municipio fuera de su tierra natal, un sueño que parecía imposible, sin embargo, encontró una oportunidad que le cambió la vida. “Tuve que emigrar a Estados Unidos por necesidad, fue una oportunidad, pero también fue difícil”.
Dejó su país con gran dolor
El 28 de febrero del año 2021, Roldan José decide salir de su tierra tras enfrentarse a una crisis financiera de su negocio, también para apoyar a su cuñada quién se reencontrará con su esposo en Estados Unidos. “Los propietarios de la renta de mi negocio ya no me quisieron renovar mi contrato, se destruyó mi sueño”.
“Me puse de acuerdo con mi hermano, él me ayudó y fue por eso que me anime, pero no es porque en Guatemala no se pueda salir adelante, simplemente en mi caso se dio la situación”. Entonces emigró junto a su cuñada, una experiencia que declara fuerte, cansado y de angustia.
Las cicatrices todavía están en las rodillas y en el corazón, “Dejar una familia, un hijo ha sido difícil, verlo solo por fotografías” pero la travesía también le causó dolor, desde su llegada a México, días intensos y largos en el furgón desde Tapachula hacia Puebla, sin comida, agua y largas distancias.
“La primera vez que nos fuimos, nos encerraron y nos hicieron esperar muchas horas, entre toda la gente se vive el miedo y la desesperación, la gente se desmayaba, el calor y olor eran insoportables, pero resistimos” después ambos estuvieron retenidos por más de 15 días sin comunicación, dinero y comida.
Al mes lograron cruzar parte de la travesía, sin embargo, se encontraron con una pelea entre supuestos grupos de narcotraficantes y zetas (agrupaciones que controlan el territorio) al quedarse sin nada deciden cruzar el río bravo a las tres de la mañana.
“El agua nos llegaba hasta arriba, la corriente fuerte, mi cuñada deja sus pertenencias de la desesperación” luego arrodillados y agachados pasaron por el túnel que los llevaría cerca a su destino
“Llegamos y créanme que yo estaba feliz, mi cuñada estaba feliz, pero lo logramos hasta la tercera vez, pasamos muchas cosas” El camino se extendió ante las dificultades, pero lograron llegar a su destino.
Plasmar y trascender
En pláticas con familiares José soñaba con llevar un traje de los bailes de su lugar de origen a otros países, sin darse cuenta que la decisión de migrar era una oportunidad perfecta, recuerda: “Le decía a un familiar si algún día voy a estar lejos, sueño primero con tener un traje y luego lucirlo”.
Estados Unidos recordó las promesas y decidió ahorrar para comprar un traje de los bailes tradicionales de su lugar de origen. Con mucho esfuerzo y trabajo logró comprar su primer traje que tuvo que ser enviado desde Guatemala, traje que valió la pena cada centavo invertido.
José ahora se enfrentaba a una breve dificultad, el miedo y cómo las personas iban a reaccionar, la primera vez que se colocó el traje José tuvo sentimientos encontrados e inexplicables que lo motivaron a salir a recorrer las calles de Estados Unidos y tomarse fotografías que permanecieron en reserva por mucho tiempo.
Varias personas del lugar desconocen la cultura guatemalteca y para muchos la vestimenta y los personajes eran una burla o discriminación tal como se lo dijo un local “por que te burlas de mi” José tímido brindó una breve explicación y su significado, dándole a las personas de conocer mas sobre su cultura y tradiciones.
Después de ocho meses de trabajo y ahorro José mandó a traer su traje, estuvo 15 días en reserva ya que sentía inseguridad de usarlo y salir a las calles. Cuando se acercó la fecha de la feria titular de su tierra Momostenango, decidió colocarse el traje y tomarse fotografías que publicó en su red social y otras las reservó.
Luego de un tiempo las fotografías que José había tomado decidió compartirlas a varias páginas en redes sociales, sin esperar que estas se hicieran virales, los resultados fueron imparables “Créame que de la noche a la mañana las fotografías tenían miles de reacciones”
Las imágenes impactaron a muchas personas, que motivaron a José a lucir el traje origen de sus raíces, “Vestirme con cosas de Guatemala para mí es un orgullo, no me gusta vestirme con ropa de marca por que no me representa, al usar una playera guatemalteca con bordado típico me hace recordar y entender de donde soy”.
Momos Sin Fronteras
Luego de su gran impacto José impulsa su página: Momos sin fronteras una red que le permite subir contenido fotográfico de los trajes del baile ancestral de micos que luce en los diferentes estados de Estados Unidos.
“El concepto es demostrar lo nuestro y ser un ejemplo de la cultura e identidad, también representar a mi aldea, pueblo de Momostenango” El traje lo luce en diferentes lugares, el más reciente fue en el estadio de Estados Unidos en el encuentro que sostuvo Guatemala.
En esta aventura lo han acompañado dos amigos Marvin Linares y Jorge Colop quienes en ocasiones se han puesto los trajes para lucirlos y tomarse las fotografías. El sueño de José es conformar un grupo con los personajes completos y realizar presentaciones en Estados Unidos.
Para mi gente
“Para el 15, 16 y 17 de septiembre vamos a estar en North Carolina disfrutando y dando a conocer a nuestro pueblo de Momostenango”, también en las presentaciones vende algunos artículos como llaveros, recuerdos, chinchines de su país.
Es importante para José dejar una huella en los corazones de los guatemaltecos migrantes y de las personas que lo rodean, dar a conocer que su origen está lleno de belleza natural y tradiciones únicas.
“Me gustaría que la gente también lo hiciera desde el lugar que este, que muestre su cultura y se sienta orgullo de donde es” José tiene claro que su objetivo es continuar demostrando su cultura a través de los trajes de bailes ancestrales.