Algunas personas han tomado como común el retirarse los pellejos de la uña con los dientes, pero eso puede afectar más tu salud de lo que te imaginas.
Es común que muchas personas, por ansiedad o incomodidad, se arranquen los pellejitos que aparecen alrededor de las uñas, conocidos médicamente como padrastros.
Aunque parece un gesto inofensivo, especialistas en dermatología y salud recomiendan no hacerlo, mucho menos con los dientes, ya que puede provocar infecciones y daños más graves de lo que se piensa.
Una puerta abierta a las bacterias
Los padrastros son pequeños fragmentos de piel levantada que aparecen en los bordes de las uñas debido a resequedad, morderse las uñas, lavarse mucho las manos o no usar crema humectante.
Al arrancarlos de forma brusca se produce una herida microscópica o incluso visible que queda expuesta. Esto facilita la entrada de bacterias, hongos y virus. Entre las más comunes está la Staphylococcus aureus, que puede causar enrojecimiento, dolor, hinchazón e incluso formación de pus en la zona, conocida como paroniquia.
Riesgos de hacerlo con los dientes
Morder los padrastros aumenta aún más el riesgo, ya que la boca contiene gran cantidad de bacterias. Al usar los dientes para arrancar la piel, se transfieren microorganismos directamente a la herida. Esto no solo favorece infecciones, sino que también puede empeorar la cicatrización.
Además, morderse constantemente alrededor de las uñas puede provocar deformaciones en las cutículas, sensibilidad crónica e incluso uñas encarnadas.
Consecuencias más serias
En casos graves, cuando la infección no se trata, las bacterias pueden llegar al torrente sanguíneo y provocar complicaciones. Aunque no es común, se han documentado infecciones profundas en manos y dedos que requirieron antibióticos e incluso cirugía menor.
Quitar los pellejitos de las uñas puede parecer un gesto trivial, pero es una práctica que daña la piel y abre la puerta a bacterias peligrosas. Lo mejor es tratarlos con cuidado, higiene y prevención. La salud de las uñas y la piel de las manos depende de hábitos pequeños, pero constantes.
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