La historia de Vucub-Caquix en el Popol Vuh es un poderoso relato sobre cómo la sabiduría y el equilibrio triunfan sobre el poder falso de un usurpador. Incluye fragmentos textuales del relato maya.
En el libro sagrado de los mayas, el Popol Vuh (cuya correcta escritura actual es Popol Wuj), uno de los primeros enemigos del equilibrio del mundo es Vucub-Caquix, cuyo nombre se podría traducir como Siete Guacamayo.
Este personaje representa la arrogancia, el falso esplendor y el poder usurpado, en una etapa en la que el mundo todavía no estaba plenamente formado y el verdadero Sol y la verdadera Luna todavía no habían sido creados.
Vucub-Caquix es padre de los hermanos Cabrakán, gigante de los temblores, y Zipacná, el gigante que movía montañas, quienes también fueron derrotados.
Vucub-Caquix decía ser el sol y la luna
Vucub-Caquix vivía en la cima de un árbol frutal, adornado con piedras preciosas, metales brillantes y dientes de jade. Su cuerpo resplandecía, y con eso se jactaba de haber tomado el lugar del Sol y la Luna. Fragmentos del Popol Wuj.
“Porque de plata son mis ojos, resplandecientes como piedras preciosas… mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cielo… la faz de la tierra se ilumina cuando salgo… Así, pues, yo soy el sol, yo soy la luna…”
“De esta manera hablaba Vucub-Caquix. Pero en realidad, Vucub-Caquix no era el sol; solamente se vanagloriaba de sus plumas y riquezas. Pero su vista alcanzaba solamente el horizonte y no se extendía sobre todo el mundo”.
Aparecen los gemelos héroes
Ante su falsedad y vanagloria, los padres creadores deciden que Vucub-Caquix debe ser derrotado para restaurar el equilibrio. Entran en escena Hunahpú e Ixbalanqué, los gemelos heroicos, quienes lo enfrentan con astucia.
“Este es el principio de la derrota y de la ruina de la gloria de Vucub-Caquix por los dos muchachos; el primero de los cuales se llamaba Hunahpú y el segundo Ixbálanqué.
Como veían el mal que hacía el soberbio, y que quería hacerlo en presencia del Corazón del Cielo, se dijeron los muchachos: No está bien que esto sea así, cuando el hombre no vive todavía aquí sobre la tierra. Así, pues, probaremos a tirarle con la cerbatana cuando esté comiendo.”
A Vucub-Caquix le gustaban los nances
“Vucub-Caquix tenía un gran árbol de nance… Hunahpú e Ixbalanqué habían visto que ésa era su comida. En este momento fue herido por un tiro de cerbatana de Hunahpú, que le dio precisamente en la quijada, y dando gritos se vino derecho a tierra desde lo alto del árbol.”
Esta herida representa el inicio del despojo de la falsa luz y el falso poder de Vucub-Caquix, a causa de su orgullo. Los gemelos héroes piden ayuda a dos ancianos sabios, quienes se hacen pasar por curanderos especializados en dientes y huesos. Además, le dicen a Vucub-Caquix que son curanderos. Este les dice que si pueden curarlo del dolor de dientes.
Los ancianos sabios se acercaron a Vucub-Caquix
“-Bastará con sacar esos dientes y poneros otros en su lugar.
-No está bien que me saquéis los dientes, porque sólo así soy Señor y todo mi ornamento son mis dientes y mis ojos.
-Nosotros os pondremos otros en su lugar…. pero no eran más que granos de maíz blanco.
-Está bien, sacadlos, venid a socorrerme, replicó.
-Le sacaron entonces los dientes a Vucub-Caquix y en su lugar le pusieron solamente granos de maíz blanco.
-Al instante decayeron sus facciones y ya no parecía Señor.”
También le quitaron las joyas de los ojos y, ya sin su brillo, sin su poder, sin su arrogancia, Vucub-Caquix se debilita y muere. Su caída representa no solo un triunfo físico, sino una restauración del equilibrio universal. Porque era un “falso sol”.
Simbolismo y mensaje vigente
La historia de Vucub-Caquix es mucho más que una leyenda fantástica. Tiene profundas implicaciones simbólicas en la cosmovisión maya:
Representa la falsa luz: un poder que brilla por fuera pero es vacío e inútil por dentro. La caída de Vucub-Caquix abre el camino para el verdadero orden cósmico, donde los astros legítimos podrán surgir.
Los héroes gemelos encarnan la humildad, inteligencia y astucia, cualidades esenciales para combatir el engaño y la opresión.













