Sin duda alguna, los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué son los más grandes héroes de la cosmogonía del Popol Vuh —también escrito Popol Wuj—, desde su origen prodigioso hasta su victoria sobre el inframundo de Xibalbá
En la cosmogonía del Popol Vuh, libro sagrado de los mayas quichés, resaltan dos figuras centrales: Hunahpú e Ixbalanqué, los héroes gemelos, hijos de Hun Hunahpú y la princesa Ixquic (o Ixkik), quienes nacen destinados a combatir y derrotar a los señores de Xibalbá, el inframundo de maldad y oscuridad.
La importante presencia de Hunahpú e Ixbalanqué en la cosmogonía maya se refleja en inscripciones, murales y vasos prehispánicos. Son dos personalidades distintas, pero que actúan siempre hermanados en unidad. Existen algunas interpretaciones acerca de que Ixbalanqué podría tratarse de una mujer. No hay consenso al respecto, aunque esta interpretación también encajaría en el concepto maya de dualidad.
Y este es un perfil de los gemelos héroes del Popol Vuh.
Nacen con inteligencia, valentía y magia
Los gemelos nacen tras un embarazo sobrenatural de Ixquic, hija de uno de los señores del inframundo. Ella queda encinta al acercarse al árbol donde cuelga la cabeza de Hun Hunahpú:
“Cuando ella llegó frente al árbol… la calavera de Hun Hunahpú le escupió en la mano, y al instante quedó preñada”
Ixquic escapa al mundo exterior y es recibida por la abuela Ixmucané. Da a luz a los dos gemelos. Sus medios hermanos mayores, Hun Batz y Hun Chouen, estaban celosos de ellos.
“Y así fue el nacimiento de ellos, que diremos cuando ya estaba justo el tiempo de nacer, nacieron de la doncella que se lamaba Ixquic. No los vio la abuela cuando nacieron. Luego se levantaron los dos nacidos a un tiempo. Hunahpú y Xbalanqué eran llamados… (Sus hermanos Hun Batz y Hun Chouen) los fueron a poner en un hormiguero y allí durmieron sabrosamente”.
Hun Batz y Hun Chouen, envidiosos, buscaban engañar a los gemelos para que se perdieran en el monte; les quitaban las presas que habían cazado, se las comían y luego los enviaban a cazar más. Hasta que un día fueron castigados.
Siempre unidos Hunahpú e Ixbalanqué
Hunahpú e Ixbalanqué siempre salían adelante gracias a su astucia, trabajo en equipo y dones muy especiales para la magia. Al ya no estar sus hermanos mayores, por haber sido convertidos en monos, los gemelos se hacen cargo de su mamá y su abuela.
“Nosotros sembraremos milpa”, dijeron a su abuela y a su madre, “no os aflijáis, aquí estamos nosotros tus nietos,,,”, dijeron Hunahpú y Xbalanqué. Entonces tomando sus hachas y azadones, se fueron con sus cerbatanas al hombro…
Llegando a la milpa donde habían de sembrar, clavaron el azadón en la tierra y mucho era lo que se labraba solo por el azadón y el hacha clavándola en el palo, se iban todos los palos cayendo tendidos y también todos los bejucos; era muchísimo lo que había de palos derribados y cortados con solo un hacha y con solo un azadón”.
Hunahpú toma la iniciativa de fuerza física, es más impetuoso y directo; sus acciones lo muestran como líder y hombre de acción. Por su lado Ixbalanqué interviene con sabiduría y astucia, especialmente en las escenas de transformación y magia. Su perfil es más reflexivo, apacible y estratégico.
Hábiles cazadores en la selva maya
Xibalbá intenta acabar con Hunahpú e Ixbalanqué
Crecen como hábiles cazadores y como jugadores del sagrado juego de pelota. El ruido de sus gritos de alegría molestaba a los señores del inframundo, quienes se reúnen y planean matarlos. Los desafían a bajar a Xibalbá a jugar pelota.
Los gemelos ceptan el desafío de Xibalbá, así como lo hicieron alguna vez su padre y su tío, Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, que fueron derrotados. Pero esta vez van preparados para enfrentar las pruebas: la Casa Oscura, la Casa del Frío, la Casa de los Jaguares, la Casa de los Murciélagos y la Casa de los Cuchillos. Sobreviven a todas.
Tras un juego de pelota en el que salen victoriosos, enfrentan un desafío mortal. Se dejan matar como su padre y su tío, pero no mueren:
“Entonces los mataron (a Hunahpú e Ixbalanqué) y molieron sus huesos, y los echaron al río. Pero no se quemaron los huesos, sino que se transformaron en peces.”
Hunahpú e Ixbalanqué derrotan a los señores del Inframundo
Pero Hunahpú e Ixbalanqué regresan a Xibalbá disfrazados como bailarines y magos. Hacían trucos para entretener: sacrificaban animales y los revivían; se lanzaban al fuego para quemarse y aparecían sin daño alguno; un hermano sacrificaba al otro para después resucitarlo:
“Cuando danzaban, quemaban sus cuerpos y volvían a la vida, cortaban su cabeza y volvían a ponerse de pie.”
Impresionados por el espectáculo, los señores del inframundo aceptaron participar en este truco de magia. Los gemelos los sacrificaron, pero ya no los revivieron. Así derrotaron al reino de la oscuridad. Acabaron así con los señores de Xibalbá.
“Entonces subieron al cielo. Uno se convirtió en el Sol y el otro en la Luna. Así terminó la derrota de los señores de Xibalbá.”: Popol Vuh.
¿Pudo ser Ixbalanqué una mujer?
El nombre Ixbalanqué contiene el prefijo “Ix”, que en maya quiché se utiliza comúnmente para nombres femeninos (como Ixquic, Ixchel o Ixmucané). Algunos estudiosos han sugerido que podría ser originalmente una mujer, reinterpretada luego como personaje masculino.
Entre los argumentos a favor están sus acciones más relacionadas con lo espiritual, lo curativo y lo simbólico, atributos tradicionalmente femeninos en la cosmovisión maya.
Sin embargo, el Popol Vuh no lo declara explícitamente. De hecho, no detalla cuál de los gemelos es el Sol y cuál la Luna, aunque algunos estudios asocian al primero con Hunahpú —más activo y visible— y a Ixbalanqué con la Luna.
Una lección prehispánica pero muy actual de cómo la valentía, la unión y la inteligencia siempre triunfan sobre la oscuridad
Más sobre la riqueza maya guatemalteca
