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Pedro Bismarck Chau: de joven migrante nicaragüense a obispo auxiliar de Newark, NJ

De cruzar la frontera fingiendo ser hijo de un coyote a los 16 años, a convertirse en el primer obispo nacido en Nicaragua en EE. UU., la vida de Pedro Bismarck Chau demuestra que la fe también migra, resiste y renueva a quienes la cargan consigo.

Cuando Pedro Bismarck Chau fue ordenado obispo auxiliar de Newark en septiembre, su historia ya era, en sí misma, un mensaje pastoral. De  adolescente huyó de la dictadura y la guerra civil en Nicaragua. Cruzó la frontera haciéndose pasar por hijo de un “coyote”, que trabajó sin papeles en restaurantes y fábricas, y que años después se convertiría en el primer obispo nacido en Nicaragua en Estados Unidos

Su vida cuenta algo más profundo que un ascenso eclesial: narra cómo la fe puede sostener a quienes cruzan fronteras, y cómo la Iglesia se transforma cuando escucha sus voces. Chau tenía apenas 16 años cuando escapó del servicio militar obligatorio impuesto por el gobierno sandinista en 1984. “Yo hacía lo que fuera necesario para sobrevivir”, recuerda hoy. 

Monseñor Pedro Bismarck Chau es obispo auxiliar de Newark, New Jersey, un camino espiritual que se alimenta de una historia complicada, de migración, desarraigo y casi la pérdida de su fe, hasta que un milagro lo rescató de la gran crisis y lo llevó al camino de compartir la fe sin fronteras. (Foto arquidiocesis de New Jersey) – SoyMigrante.com REVISTA
Monseñor Pedro Bismarck Chau es obispo auxiliar de Newark, New Jersey, un camino espiritual que se alimenta de una historia complicada, de migración, desarraigo y casi la pérdida de su fe, hasta que un milagro lo rescató de la gran crisis y lo llevó al camino de compartir la fe sin fronteras. (Foto arquidiocesis de New Jersey)

Un joven migrante sería llamado a servir

Sin documentos y sin inglés, comenzó a desempeñar diversas labores. Lo que cayera, en Tampa, Florida; Brooklyn, New York y Nueva Jersey: restaurantes, fábricas, cualquier empleo que le permitiera sostenerse y enviar algo de dinero a su familia en Managua. 

Mi experiencia no es tan difícil como la de muchos migrantes hoy, pero sé lo que es vivir con miedo, estar siempre alerta y trabajar sin descanso para poder proveer.”, dijo en una entrevista.

Pero fue también una época de desarraigo espiritual. “Temía que iba a perder mi fe, y así fue”, cuenta. La rutina del trabajo y la presión por sobrevivir lo alejaron de la Iglesia, hasta que un evento familiar cambió su rumbo. 

Su hermano Marcos, recién llegado a Estados Unidos, le dijo que quería ir a misa. “Yo veía la iglesia desde la ventana de mi cocina, pero nunca había entrado”. Cuando finalmente dio el paso, su oración fue simple y poderosa: “Señor, estoy de regreso”.

Casi pierde su fe... pero volvió con más fuerza

Ese retorno lo condujo poco a poco a la Renovación Carismática, donde su fe recobró vida. Allí comprendió que la migración también puede ser un lugar de revelación. “Cuando recibí a Jesús de manera especial en mi corazón, no quería quedarme quieto. Quería decirles a los jóvenes que Cristo los ama, que Dios tiene un propósito para sus vidas”, dice. 

Su testimonio incluye un episodio que relata con franqueza: “A los 17, 18 años, pensé que mi vida no tenía sentido… La idea del suicidio pasó por mi mente. Gracias a un retiro juvenil, mi vida cambió.”

Ordenado sacerdote en 2008, su ministerio se caracterizó por una cercanía especial con quienes viven en los márgenes: jóvenes, migrantes, comunidades universitarias, católicos con discapacidad auditiva. Su formación en consejería amplió su sensibilidad pastoral. 

Acompañamiento cercano a los migrantes en NJ

Quiero cuidar a mis sacerdotes, especialmente si sienten depresión o estrés. No deben tener vergüenza de buscar ayuda”, afirma el obispo Bismarck Chau. Sabe que en las comunidades latinas —y también en el clero— aún persiste el estigma sobre la salud mental.

Su nuevo rol como obispo llega en un contexto donde la migración es un tema urgente para la Iglesia en Estados Unidos. Desde Newark, trabaja de la mano con el ministerio para migrantes impulsado por el cardenal Joseph Tobin: “Acompañamos a la gente a sus citas de inmigración, visitamos a quienes están detenidos, oramos con ellos. Es hermoso decirles: la Iglesia está contigo, Dios está contigo”. Reitera que comprende sus temores: “Yo tenía miedo de que la migra llegara a mi trabajo. Ellos viven con el miedo de que llegue a su casa”.

Esa experiencia personal marca su estilo episcopal. Su visión de futuro para la Iglesia latina es clara: “Somos la vida de la Iglesia ahora mismo, no mañana, no ayer”, afirma sin rodeos. Ve en las procesiones, devociones y tradiciones de los migrantes una fuerza espiritual que revitaliza parroquias enteras. Por eso impulsó un plan de formación de liderazgo de tres años en Newark.

Como sacerdote, Pedro Bismarck Chau se ha enfocado en la comunidad migrante, en las personas con discapacidad y también con las comunidades católicas en su natal Nicaragua, que viven bajo el asedio de la dictadura de Daniel Ortega, lo cual el ahora obispo considera una "guerra espiritual". – SoyMigrante.com REVISTA
Como sacerdote, Pedro Bismarck Chau se ha enfocado en la comunidad migrante, en las personas con discapacidad y también con las comunidades católicas en su natal Nicaragua, que viven bajo el asedio de la dictadura de Daniel Ortega, lo cual el ahora obispo considera una "guerra espiritual".

Solidario y fuerte con su pueblo natal

Pero su corazón permanece también en Nicaragua, donde la Iglesia vive tiempos de represión. Desde el exilio, Chau acompaña a sacerdotes, religiosas y laicos que sufren persecución. “La situación es una guerra espiritual”, afirma. 

Admiro a mi pueblo porque no ha respondido con armas, sino con oración. La oración tiene el poder; puede llegar a cualquier parte.” Con ellos reza, celebra misas, participa en encuentros virtuales y mantiene viva la esperanza del retorno.

Su sensibilidad hacia los excluidos también se extiende a los fieles sordos, inspirada por su hermana Ana María. Considera urgente que la Iglesia católica ofrezca más intérpretes, formación y acompañamiento. “Los protestantes están haciendo mejor trabajo que nosotros”, admite. “Así como tenemos ministerio hispano, también debemos tener ministerio para personas sordas.

Hoy, con el lema episcopal “Dios es mi fuerza”, Chau asume una responsabilidad que va más allá de una diócesis. Su figura encarna a miles de migrantes que han encontrado en la fe un ancla y un hogar. Su historia —de Managua a Newark, de un adolescente sin papeles a un obispo— recuerda que las fronteras no detienen la gracia ni la vocación. Y que la Iglesia en Estados Unidos se está escribiendo, cada vez más, en el idioma, las luchas y la esperanza de sus pueblos migrantes.

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SoyMigrante.com REVISTA Editorial
Somos una plataforma que busca reconocer y dignificar a los migrantes guatemaltecos en los Estados Unidos. Producimos contenidos con el fin de contribuir a su desarrollo personal, familiar y comunitario.
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