Bienestar

Oracion a la Virgen de Guadalupe por causas difíciles y para pedir auxilio

A lo largo de todo el año pero sobre todo en su día, el 12 de diciembre, millones de fieles claman por la ayuda e intercesión de la Virgen de Guadalupe. Tres oraciones para facilitar esa devoción, agradecer o pedir.

Desde 1531, la Virgen de Guadalupe es símbolo de amor, consuelo, esperanza. Su milagrosa aparición en la tilma de San Juan Diego, en México, aquel 12 de diciembre, dio origen a una devoción que hoy se sigue extendiendo entre millones de fieles, incluyendo a migrantes en USA.

A diario muchos migrantes, hispanos y pobladores de todo el continente oran y piden su ayuda en causas difíciles, en momentos de dificultad o incluso en Estados Unidos, en momentos de persecución, angustia o dolor, clamar a la Madre del Cielo es un poderoso aliciente. 

Estas son tres plegarias que pueden ayudar a esa meditación.

Oración de San Juan Pablo II en su primera visita a la Virgen de Guadalupe (1979)

¡Oh Virgen Inmaculada
Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia:
no nos sueltes de tu mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas,
te pedimos por todos los obispos,
para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de
humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e
intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios,
y otorgue abundantes vocaciones
de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza.
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.  Esperanza nuestra, míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a El, mediante la confesión de nuestras culpas
y pecados en el sacramento de la penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra. 

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios,
podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive v reina por los siglos de los siglos. Amén. 

Consagración personal a la Virgen de Guadalupe, por la diócesis de Trenton, NJ

Madre Santísima de Guadalupe, Reina y Señora de mi familia, vengo hasta ti, la más bella de las criaturas, la más amada por Dios, la llena de gracia, a buscar amparo bajo tu protección materna e implorar, con confianza, tu amorosa intercesión.

Unido a las intenciones de nuestro amadísimo Papa, y contemplando las profundas contradicciones por las que la humanidad camina, quiero consagrarte, oh Virgen santa, la Iglesia, el mundo entero y a mi familia, a fin de que todos los hombres, confiados a tus cuidados maternos, encuentren en tu hijo Jesús, Verbo de Dios encarnado en tu seno, la paz, la reconciliación y la salvación que anhelan.

No apartes nunca del Santo Padre tu tierna mirada: confórtalo con tus consuelos en medio de las tribulaciones y, con tu eficaz intercesión, alcánzale del Espíritu Santo los dones que más necesita para guiar a la Iglesia, la caridad, la prudencia, la humildad y la fortaleza.

Al igual que San Juan Diego quiero acogerte, Madre, en mi familia, para aprender de ti a ser como tu Hijo, que la semilla de la gracia crezca en mi hogar hasta alcanzar plenamente la santidad a la que todos nosotros estamos llamados. Y que en nuestro santuario doméstico surjan abundantes vocaciones para la Iglesia, las que habrán de llevar el reinado de tu Hijo a los corazones de los hombres, a todos los rincones de la tierra.

Te ruego por el Papa, por los obispos, por los párrocos, por los sacerdotes esparcidos por el mundo: enciende sus corazones con el fuego del amor a Cristo para que se entreguen ardorosamente a su misión evangelizadora con el mismo amor, obediencia y celo con que tú, oh Madre, colaboraste en la obra salvadora de tu Hijo.

Oh, María, Puerta del Cielo y Señora de mi alma, no permitas que me aparte del camino que me lleva hacia Dios; acompáñame en el día de mi muerte, para que pueda contemplar tu belleza y contigo gozar en el cielo de la presencia eterna de tu Hijo, en compañía de todos los santos.

Oración de Mons. José H. Gómez, arzobispo de Los Angeles

Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de los Ángeles y Madre de las Américas. Acudimos a ti hoy como tus amados hijos. Te pedimos que intercedas por nosotros con tu Hijo, como lo hiciste en las bodas de Caná.

(Expresar la intención por la cual se deseea pedir o agradecer)

Ruega por nosotros, Madre amorosa, y obtén para nuestra nación, nuestro mundo, y para todas nuestras familias y seres queridos, la protección de tus santos ángeles, para que podamos salvarnos del mal que nos acecha y del pecado. 

Para quienes que ya están afectados, te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar.

En este tiempo de dificultad y prueba, enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos los unos a los otros y a ser pacientes y amables. Ayúdanos a llevar la paz de Jesús a nuestra tierra y a nuestros corazones. Acudimos a ti con confianza, sabiendo que realmente eres nuestra madre compasiva, la salud de los enfermos y la causa de nuestra alegría.

Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos en el abrazo de tus brazos, ayúdanos a conocer siempre el amor de tu Hijo, Jesús. Amén.

La Virgen de Guadalupe apareció en 1531 a San Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, México, pidiéndole que se construyera un templo en su honor; tras la incredulidad del obispo, ella le indicó recoger rosas de Castilla (fuera de temporada) en la cima, las cuales debía llevar en su tilma, y al desplegarla ante el obispo, la imagen de la Virgen quedó milagrosamente impresa, sellando su aparición y dando lugar a la basílica y la gran devoción mariana. Las primeras apariciones: (9-10 de diciembre): La Virgen se le aparece a Juan Diego en el Tepeyac, pidiéndole construir una capilla en su honor. El obispo Zumárraga duda y pide una señal. La orden de las rosas (12 de diciembre): La Virgen se le aparece a Juan Diego por cuarta vez (y quinta incluyendo la aparición a su tío) y le pide subir al cerro y recoger rosas de Castilla, que no florecían en esa época ni lugar. El milagro de la tilma: Juan Diego recoge las rosas en su ayate (tilma) y, al mostrarlas al obispo, la imagen de la Virgen queda estampada en la tela de manera inexplicable, revelando su voluntad. La construcción del templo: El obispo, asombrado, acepta el milagro, se construye una ermita en el Tepeyac, y la imagen de la "Siempre Virgen Santa María de Guadalupe" se convierte en un símbolo de fe y reconciliación para todos los fieles en América. – SoyMigrante.com REVISTA
La Virgen de Guadalupe apareció en 1531 a San Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, México, pidiéndole que se construyera un templo en su honor; tras la incredulidad del obispo, ella le indicó recoger rosas de Castilla (fuera de temporada) en la cima, las cuales debía llevar en su tilma, y al desplegarla ante el obispo, la imagen de la Virgen quedó milagrosamente impresa, sellando su aparición y dando lugar a la basílica y la gran devoción mariana. Las primeras apariciones: (9-10 de diciembre): La Virgen se le aparece a Juan Diego en el Tepeyac, pidiéndole construir una capilla en su honor. El obispo Zumárraga duda y pide una señal. La orden de las rosas (12 de diciembre): La Virgen se le aparece a Juan Diego por cuarta vez (y quinta incluyendo la aparición a su tío) y le pide subir al cerro y recoger rosas de Castilla, que no florecían en esa época ni lugar. El milagro de la tilma: Juan Diego recoge las rosas en su ayate (tilma) y, al mostrarlas al obispo, la imagen de la Virgen queda estampada en la tela de manera inexplicable, revelando su voluntad. La construcción del templo: El obispo, asombrado, acepta el milagro, se construye una ermita en el Tepeyac, y la imagen de la "Siempre Virgen Santa María de Guadalupe" se convierte en un símbolo de fe y reconciliación para todos los fieles en América.
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Somos una plataforma que busca reconocer y dignificar a los migrantes guatemaltecos en los Estados Unidos. Producimos contenidos con el fin de contribuir a su desarrollo personal, familiar y comunitario.
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