Ante la falta de oportunidades laborales Miurel y Anabella, originarias de Samayac, Suchitepéquez, se lanzaron a emprender su tienda de ropa. Ahora están en SoyMigrante.com MERCADO y esta es su historia.
En 2018, con apenas 17 años y recién graduadas de perito en Administración de Empresas, Miurel Solval y Anabela del Rosario Mejía Ramírez, amigas y compañeras de estudio, d0ecidieron lanzarse al mundo del emprendimiento. “No había oportunidades laborales y las que aparecían, no nos permitían seguir estudiando la universidad”, cuenta Miurel.
Empezaron sin experiencia en costura, diseño o manejo real de un negocio, pero con una clara necesidad de generar ingresos y una convicción firme: “no solo queríamos ser revendedoras, también queríamos ser creadoras, aunque entonces ni siquiera sabíamos confeccionar y coser”, agrega Anabela.
Ahora, su tienda Miubella está en el mundo del comercio electrónico a través de SoyMigrante.com MERCADO, la comunidad que une a emprendedores y compradores de toda Guatemala, para potenciar el talento guatemalteco, el desarrollo comunitario, al facilitar la logística de venta y entrega. Y esta es la historia de Miubela.

Juventud, aprendizaje y creatividad
En 2018, con apenas 17 años y recién graduadas de perito en Administración de Empresas, Miurel Solval y Anabella del Rosario Mejía Ramírez, amigas y compañeras de estudio, d0ecidieron lanzarse al mundo del emprendimiento. “No había oportunidades laborales y las que aparecían, no nos permitían seguir estudiando la universidad”, cuenta Miurel.
Empezaron sin experiencia en costura, diseño o manejo real de un negocio, pero con una clara necesidad de generar ingresos y una convicción firme: “no solo queríamos ser revendedoras, también queríamos ser creadoras, aunque entonces ni siquiera sabíamos confeccionar y coser”, agrega Anabella. Así que siguieron capacitándose, aprendiendo y cultivando su talento
Evolución, aprendizaje y cero miedos
Miubella es definida por sus fundadoras como una tienda de ropa que comenzó con la compra y venta de mercadería, pero que pronto evolucionó hacia la confección propia. Miurel y Anabella participaron en un programa de capacitación llamado “Emprendo por ti”, el cual no solo les brindó aprendizaje de manejo de negocios sino también un capital semilla.
Con ese recurso adquirieron sus máquinas de cosar. Ese momento marcó un antes y un después en su historia. Les pregunto ¿Y sabían coser? Se ríen al decir que no.
“En ese entonces solo sabíamos lo que nos enseñaron en clase”, recuerda Anabella. “No teníamos ningún conocimiento en corte ni en confección, pero ahí fue cuando empezamos a aprender de verdad. Tomamos cursos de confección y moda. Fue duro, porque también empezamos la universidad”, agrega Miurel.
Con el tiempo, dividían sus horas entre tareas universitarias y jornadas de producción. Se enfrentaron a desafíos como la falta de formación práctica en la carrera (“nos enseñan teoría, pero no cómo manejar una empresa en la vida real”, dice Miurel).
Aprendieron sobre todo, a experimentar, adaptarse y conectar con sus clientes, en presencial y a distancia. “Uno aprende bastante de la experiencia de otras personas, de no tener miedo, de lanzarse”, afirma. No dejaron de avanzar y Anabela está a punto de graduarse de Licenciatura en Administración de Empresas; Miuriel, ya cerró pensum.

Creciendo y aportando
Hoy, Miubella no solo cuenta con un local físico en Samayac, Suchitepéquez, sino que vende a toda Guatemala.
Recientemente abrieron su tienda en SoyMigrante.com MERCADO, una plataforma que reúne a emprendedores y clientes en un solo espacio confiable y con gran alcance, en la cual se valora lo local, lo auténtico, lo hecho a mano.
“Ya vendíamos por redes sociales y enviábamos pero SoyMigrante nos pareció una oportunidad para darle más visibilidad nacional e internacional a nuestros productos, mostrar que son hechos en Guatemala, con calidad y cariño”, explican.
La disciplina económica fue parte de su crecimiento. “Durante los primeros dos o tres años reinvertimos casi todo lo que ganamos”, cuentan.
Miubella es hoy el reflejo de lo que ocurre cuando el conocimiento académico se combina con experiencia práctica, apoyo comunitario, perseverancia y un gran sueño.
Y lo que empezó como una necesidad urgente a los 17 años, se ha transformado en una marca que lleva el sello de la juventud emprendedora guatemalteca.

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