La Iglesia de Santo Domingo se alista para celebrar el mes del Rosario con una feria de tradición popular.
En pleno corazón de la zona 1 capitalina, la Iglesia de Santo Domingo se convierte cada octubre en un punto de encuentro entre la fe católica y las tradiciones populares guatemaltecas.
La festividad del Mes del Rosario, dedicada a la Virgen del Rosario, es una de las más esperadas por fieles y visitantes, que llegan a este templo histórico no solo para rezar y participar en las actividades religiosas, sino también para disfrutar del ambiente festivo que se vive en sus alrededores.
Rezos diarios, procesiones y veneración
La celebración es intensa y se extiende durante todo el mes, con rezos diarios del rosario, procesiones, misas solemnes y momentos de veneración frente a la imagen de la Virgen, que ocupa un lugar especial en el altar mayor. Durante estas semanas, el templo se llena de flores, velas y cánticos que muestran la devoción de generaciones de guatemaltecos hacia la patrona del Rosario.
Pero la festividad no se queda únicamente dentro del templo. Afuera, en la 6ª avenida y 11 calle, los alrededores de Santo Domingo se transforman casi en una feria. Decenas de ventas de comida tradicional como elotes locos, garnachas, churros, buñuelos, atol de elote y otras delicias se instalan para atender a los visitantes. También se venden recuerdos religiosos, imágenes de santos, rosarios y escapularios, reforzando la conexión entre lo espiritual y lo popular.
Familias se unen para compartir
El ambiente recuerda a las ferias patronales del interior del país: familias enteras acuden a participar de las misas y, al salir, disfrutan de la comida y de los puestos que rodean la iglesia. Es una combinación que une lo sagrado y lo festivo, haciendo del Mes del Rosario en Santo Domingo una tradición única en la Ciudad de Guatemala.
El templo, además, guarda un profundo valor histórico y cultural. Construido en el siglo XIX y elevado a basílica menor en 1970, la Iglesia de Santo Domingo es considerada uno de los centros más importantes de la religiosidad capitalina. Cada octubre, la devoción a la Virgen del Rosario refuerza ese vínculo de fe, pero también se convierte en un espacio de convivencia social, donde la espiritualidad se mezcla con el sabor de la comida típica y la alegría de la comunidad.
Un momento para clamar
Para los devotos, el Mes del Rosario es una oportunidad para agradecer, pedir bendiciones y fortalecer la fe. Para los comerciantes y familias, también representa una época de encuentro, tradición y sustento. Y para la ciudad, es un recordatorio de cómo la religión, la cultura y la vida cotidiana siguen entrelazadas en el corazón de Guatemala.
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