La primera capital de Guatemala estuvo en Iximché solo unos meses; el ayuntamiento y pobladores vagaron por varios sitios. Finalmente en 1527 se establece en las faldas del volcán de Agua, en Almolonga. Fue destruida por un alud en 1541.
El 22 de noviembre de 1527 se estableció el segundo asentamiento de la capital de Santiago de Guatemala en la llanura llamada Bulbuxyá (en kaqchiq’el) o Almolonga (en idioma mexica), que significa “lugar de nacimiento de agua”. Esta capital fue destruida por un alud del volcán de Agua en 1541 y no quedó rastro de ella.
Durante muchos años se afirmó que esta capital estuvo en el área de la actual Ciudad Vieja, Sacatepéquez, sin embargo, investigaciones arqueológicas han demostrado no es así. Y que en realidad no quedó nada de la segunda capital, sobre todo porque aún estaba en construcción.
La primera capital estuvo en Iximché desde el 25 de julio de 1525. Sin embargo a causa de los abusos de los conquistadores, los indígenas kaqchiq’el se rebelaron. Las hostilidades prosiguieron y abandonaron Iximché. Durante casi dos años, la capital, es decir, sus autoridades y vecinos, cambiaba de lugar. Era más bien un campamento con soldados y algunos pobladores.
“Primero estuvo en Xepau (cerca o en el actual Olintepeque, Quetzaltenango), y luego en Chij Xot, no lejos de la actual San Juan Comalapa, Chimaltenango”.
En las faldas del volcán de Agua
Finalmente, bajo las órdenes de Jorge de Alvarado (pues el conquistador Pedro de Alvarado se había ido en viaje a la corte en España) se fundó el segundo asentamiento de la capital en los llanos de Almolonga, en la falda norte del volcán de Agua. Los kaqchiq’el le llamaban Bulbuxyá (lugar de manantiales): la fecha era 27 de noviembre de 1527.
Aunque tradicionalmente se dice que el sitio del asentamiento era la actual Ciudad Vieja, en realidad pudo ser en donde hoy está el pueblo de San Miguel Escobar, según excavaciones arqueológicas.
“Sin ningún fundamento se atribuyeron como vestigios de la ciudad de Santiago a ciertos monumentos y restos arquitectónicos en los cuales se colocaron placas conmemorativas que identifican la iglesia parroquial de la población como primera catedral y las ruinas situadas al sur del edificio municipal como antigua Capilla de doña Beatriz de la Cueva” expuso el arqueólogo Miguel Valencia en 1991.
La vida en la segunda capital
“En 1529 había 150 vecinos en la ciudad de Santiago, y en 1531, sólo 100. Los primeros miembros de las órdenes religiosas arribaron entre 1535”, refiere el historiador Horacio Cabezas Carcache. “Las primeras mujeres españolas lo hicieron probablemente en 1539, cuando Pedro de Alvarado retornó de España, en compañía de su segunda esposa, Beatriz de la Cueva y de 20 doncellas”.
Los primeros mestizos y mulatos fueron el producto de las relaciones de españoles con indígenas y esclavas africanas, explica Carache. Estos mestizos deambulaban en condiciones de pobreza, lo cual llevó al obispo Francisco Marroquín, a impulsar la creación de escuelas. En 1537, Marroquín señaló que era preocupante “la mucha abundancia que hay de niñas de españoles habidas en esta tierra; unas tienen padre, otras no”.
Segunda capital solo duró 14 años
Pedro de Alvarado emprendió una expedición para, según él, conquistar territorio de Sudamérica. Pero fracasó. Murió el 4 de julio de 1541 en Nochistlán (Nueva Galicia, México), aplastado por un caballo durante un combate.
El cabildo nombró a la viuda, Beatriz de la Cueva, como Gobernadora, pero duró sólo dos días en el desempeño de su cargo, pues el 11 de septiembre de 1541, a las 2 de la mañana, un alud de lodo, piedras y troncos arrasó con la ciudad de Santiago, que quedó sepultada. “Fue encontrada con un crucifijo en la mano y abrazada al cuerpo de doña Anita, niña de cinco años, hija natural del Adelantado y otras de sus doncellas”.
El alud pudo deberse a la combinación de intensas lluvias y algún sismo. El trágico alud de 2018 del volcán de Fuego que sepultó la aldea de San Miguel Los Lotes, en Escuintla, brinda una referencia de çomo pudo haber ocurrido este suceso.
Testigo ocular describe la destrucción por alud
Juan Rodríguez Cabrillo, cronista español, fue testigo y sobreviviente de la tragedia. Y este es un fragmento de lo que escribió:
“Sábado, a diez de septiembre de mil quinientos y cuarenta y un años a dos horas de la noche; habiendo llovido jueves y viernes, no mucho ni mucha agua, el dicho sábado se asegura como dicho es. Y dos horas de la noche hubo muy gran tormenta de agua de lo alto del volcán que está encima de Guatemala y, fue tan súbita, que no hubo lugar de remediar las muertes y daños que se recrecieron; fue tanta la tormenta de la tierra, que trajo por delante agua y piedras y árboles, que los que lo vimos quedamos admirados”.
Guatemala está llena de historia













