Los migrantes en Estados Unidos recuerdan su infancia en Guatemala. No había internet ni videojuegos, pero sí divertidos juguetes, muy sencillos pero efectivos, que alegraron tantas tardes. Estos son algunos de ellos. ¿Cuál jugaste?
Geronimo Matías es un guatemalteco que migro a Estados Unidos. Él se fue ante la crisis económica que pasaba su familia. Tenía solo 11 años cuando padres decidieron migrar. Buscaban mejores ingresos, más recursos y una mejor calidad de vida.
Lo único que se pudo llevar Gerónimo a Estados Unidos fue un trompo de madera que su padre le compró cuando apenas tenía 7 años. En verdad amaba su juguete y significó tanto porque era el recuerdo de su infancia en Guatemala.
Durante su recorrido para Estados Unidos sus padres fueron verificando que su hijo no perdiera el trompo, según Geronimo. Tal vez era la manera en que ellos consideraban que podría hacerse menos duro aquel trayecto.
“Un día yo ya tenía 14 años, ya estábamos acá en Chicago, pero me recuerdo que tenía mucho miedo de no saber bien el idiomam, de no poder comunicarme y de no tener muchos amigos», cuenta Gerónimo.
«Un día estaba jugando afuera de mi casa con mi trompo y un chico que si era estadounidense se acerco me lo pidió y empezamos a jugar, ahora estamos a punto de cumplir 40 años de ser amigos, luego de que jugamos trompo».
Pero no se trata del único entretenimiento infantil tradicional guatemalteco que los migrantes recuerdan. Existían otros juegos, sencillos quizá, pero que por eso mismo resultaban tan divertidos.
Chicharra o ron ron
Este juguete lleva un palo pequeño que va amarrado en un extremo con una pita delgada de maguey. A esa parte se le unta brea que cuando se hace girar el juguete con rapidez, produce su característico chirrido que se transporta por la pita hasta la caja de resonancia, donde se amplifica.
Este juguete apareció a finales del siglo XIX. Todavía se le encuentra en las ferias guatemaltecas.
Trompo
Se hizo popular en la niñez de finales del siglo XIX y principios del XX y eran elaborados en las carpinterías. Se necesita destreza para lanzarlo al suelo, hacerlo girar y tomarlo con la palma de la mano, era frecuentemente usado en escuelas, iglesias y donde hubieran niños. En culturas ancestrales se empleaba como elemento adivinatorio en solsticios, cuando se lanzaba sobre un calendario y, según donde cayera, señalaba si era un día aciago o propicio para trabajar.
Cincos
Nunca oirá usted que un guatemalteco diga «jugábamos a las canicas». Pero sí a los «cincos». Es el mismo juego, pero la palabra cambia. Se podía jugar «cincos» de muchas maneras.
Una de las modalidades consistía en hacer un triángulo dentro del cual los jugadores colocaban cierto número de cincos por igual. Se trazaba a unos tres metros de distancia una “mica” o línea y quien lanzara el cinco más cerca de ella, jugaba primero.
Los participantes debían desplazar cincos fuera del triángulo, con cada lanzamiento, los cuales se apropiaban. Si el cinco quedaba dentro del triángulo, perdía el lanzador. Ganaba quien obtuviera la mayor cantidad de cincos.
Las más codiciadas eran las «chibolonas», unos cincos de hasta tres centímetros de diámetro, que permitían pegar con mayor puntería. Pero también eran un blanco más fácil para los rivales.
Yo-yo
Juguete universal que estuvo en auge en Guatemala en las décadas de 1950 y 1960. Al principio eran de madera y después llegaron los de plástico.
Se hacían competencias sobre quién podía mantenerlo más tiempo estático, este juguete era fabricado en carpinterías. La cuerda era de cáñamo fino. Se llegaron a inventar diversos tipos de acrobacias.
Los famosos Yax
Son 10 figuras pequeñas en forma de estrella de cuatro puntas y una pelota de hule. Consiste en tomar las figuras de una en una y en grupos de dos, tres, cuatro, hasta tomarlas todas, mientras se lanza la pelota en línea vertical al aire. Ganaba quien lograba hacerlo hasta el final sin interrupción.
Perinola
Originalmente, eran de madera en el siglo XVIII y XIX. Es un juego de azar, que consiste darle giros y hacer lo que el texto que queda hacia arriba indique. Las instrucciones que contiene son: “toma todo”, “todos ponen”, “toma uno”, “toma dos”, “pon uno”, “pon dos”. En la actualidad son de plástico.
El chajalele
Realmente se trataba de otra época, en la cual las aguas gaseosas venían solo en botellas tapadas con corcholata, popularmente llamadas «tapitas» en Guatemala. No existían las bebidas enlatadas y menos aún los envases de plástico PET, que por cierto son tan contaminantes.
Encontrar las «tapitas» en las afueras de tiendas era lo usual. Además de coleccionarlas y jugar con ellas a las damas, o combinándolas con los cincos, se podían elaborar «chajaleles». Era un dispositivo que zumbaba. Con un martillo o una piedra, o cualquier objeto de peso, se aplastaba la tapita, cuidando de que mantuviera su forma redonda. Se le abrían dos agujeros cerca del centro, como un botón y se le atravesaba un hilo fino, que se amarraba en los extremos. Y listo… una diversión zumbadora para pasar el rato.
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