Enseñarles a los niños sobre sus emociones y cómo identificarlas es fundamental para su desarrollo emocional y social.
Desde pequeños, los niños experimentan una amplia gama de sentimientos, pero muchas veces no saben cómo expresarlos o manejarlos de manera adecuada.
Fomentar la educación emocional desde la infancia les ayuda a desarrollar habilidades como la empatía, la autorregulación y la comunicación efectiva.
¿Por qué es importante hablar de emociones con los niños?
Las emociones influyen en el comportamiento, las relaciones interpersonales y el bienestar general de una persona. Si un niño no sabe identificar lo que siente, puede frustrarse, reaccionar impulsivamente o sentirse incomprendido, según la psicóloga, Ángela Contreras.
Por el contrario, cuando aprende a reconocer y gestionar sus emociones, adquiere herramientas para resolver conflictos, expresar sus necesidades y comprender mejor a los demás.
Estrategias para enseñar sobre las emociones
Existen varias maneras de ayudar a los niños a entender sus sentimientos y los de los demás. Aquí algunas estrategias efectivas:

1. Nombrar las emociones
Desde una edad temprana, es importante que los niños aprendan a ponerle nombre a lo que sienten. Se les puede decir: “Veo que estás enojado porque no pudiste jugar con tu juguete favorito” o “Pareces feliz porque lograste armar ese rompecabezas”. Nombrar las emociones les ayuda a identificarlas y validarlas.
2. Usar cuentos y juegos
Los cuentos infantiles son una herramienta poderosa para enseñar sobre las emociones. Libros como El monstruo de colores de Anna Llenas ayudan a los niños a relacionar sus sentimientos con colores y situaciones específicas. También se pueden usar tarjetas con diferentes expresiones faciales y pedirles que identifiquen cómo cree que se siente la persona en la imagen.
3. Practicar la empatía
Hacer preguntas como “¿Cómo crees que se siente tu amigo?” o “Si alguien te quita un juguete, ¿qué sentirías?” permite que los niños reflexionen sobre las emociones de los demás y desarrollen empatía.

4. Modelar la gestión emocional
Los niños aprenden observando a los adultos. Si ven que sus padres o maestros expresan sus emociones de manera calmada y saludable, tenderán a imitarlos. Por ejemplo, en lugar de reaccionar con enojo, un adulto puede decir: “Me siento frustrado porque algo no salió como esperaba. Voy a respirar hondo para calmarme”.
5. Fomentar la expresión emocional sin juicios
Es importante que los niños sepan que todas las emociones son válidas, pero que hay formas adecuadas de expresarlas. En lugar de decirles “No llores” o “No te enojes”, se les puede decir: “Está bien estar triste. ¿Quieres hablar de lo que pasó?” o “Si estás enojado, puedes respirar profundo antes de hablar”.

El impacto de una educación emocional saludable
Cuando un niño aprende a identificar y manejar sus emociones, se siente más seguro de sí mismo, mejora su comunicación y fortalece sus relaciones con los demás.
La educación emocional es clave para su bienestar presente y futuro, ya que los ayuda a enfrentar desafíos con mayor resiliencia y comprensión.
Fomentar este aprendizaje desde casa y en la escuela garantiza que los niños crezcan con una inteligencia emocional bien desarrollada, lo que les permitirá desenvolverse mejor en la sociedad y llevar una vida más equilibrada.
Conoce más de como ayudar a los niños, acá...
