En Brooklyn, Nueva York, Yovany Quisquiná Julajuj, migrante guatemalteco, es propietario de dos restaurantes de comida fusión. Para alcanzar sus objetivos Quisquiná migró a los nueve años de Pixabaj, una aldea de Sololá, Guatemala. Una historia de trabajo y sacrificio.
“Nací en una aldea pequeña con pobreza extrema límite entre Sololá y Quiché, específicamente en Pixabaj. Allá aprendí de mis padres que pese a la adversidad hay que trabajar para salir adelante”, dice el migrante Quisquiná.
Detrás del éxito del ahora chef hay anécdotas tristes y alegres que han dejado huella en la vida del migrante. “Debido a la situación del país – Guatemala – nos refugiamos en esta gran nación – Estados Unidos – que la verdad nos ha abrazado de una manera grande y cómo no estar agradecido por lo que he logrado”. Menciona.
Para Yovany el éxito se planifica no se encuentra ni es suerte: “Llegué a Puerto Barrios – Izabal – vendiendo en los buses desde Sololá, allá me realicé como persona me gradué de profesor y comencé a enseñar. No podía quedarme en el confort de la casa, las cosechas y el campo, fue necesario salir para aprender y crecer.
Migrar y la ilusión de nuevos horizontes
La pobreza que agobiaba a la familia Quiquiná en Pixabaj obligó a Yovaný a salir para ayudar a sus padres y seis hermanos. “Salí de mi aldea a los diez o nueve años, era necesario, fui a Izabal con unos familiares que nos invitaron ir a trabajar allá comenzó mi primera aventura”.
Aquel niño migrante no llegó solo a trabajar para ayudar su familia. Firme en sus objetivos terminó la escuela primaria, el básico y finalmente se graduó de maestro en el 2001 en el Instituto Pedro Molina, su formación la combinó todo el tiempo con el negocio: “Estudiaba de lunes a viernes y el fin de semana salía a vender por las calles de Puerto Barrios y Morales; vendía productos de la temporada”.
Recién graduado Quisquiná comenzó a dar clases era feliz y quería abrazar el mundo, pero el éxito y el dinero que necesitaba para ayudar a sus padres no estaba en la calurosa ciudad de Morales. “Enseñar es una pasión que tengo. Siempre me gustado sobresalir intenté seguir en la universidad, pero no pude, tuve en mente llegar a la política para gobernar quería tener más conocimiento porque en realidad de donde nosotros venimos es un pueblo muy humilde y la pobreza te obliga hacer algo y si no te mueves te mata”.
Migrar: una decisión muy complicada
A los nueve años migrar fue una decisión que el pequeño Yovany tomó con sus padres y su salida fue necesaria para ayudar en la manutención de sus hermanos. “Mis padres y mis hermanos siempre están presentes y siempre he tenido el apoyo de ellos y han sido felices con mis logros, pero el dinero es indispensable”, explica el migrante.
En el 2001 Yovany nuevamente buscó el consejo de sus padres, el cónclave familiar esta vez debía respaldar la trascendental decisión del hijo mayor de migrar a Estados Unidos. “Aquí en Guatemala no podía más y visualicé el futuro, vi la necesidad de cambiar más pensando en mi familia en ayudarlos en las necesidades que tenían.
“La verdad que no fue fácil tomar esa decisión por mis padres dejándolos y ahora sí que está entre volverlos a ver o que Dios nos acompañe (…). Mi ilusión es volverlos a ver y abrazarlos”, dice Quisquiná.
Yovany: “I love NY”
La llegada de Yovany Quisquiná a Nueva York coincidió con una época de redadas por parte de agentes del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) que buscaban a migrantes indocumentados en las salidas de empresas o en las empresas para pedirles el permiso para trabajar. “íbamos a trabajar con el miedo de regresar fueron tiempos difíciles, pero ahí es donde le puse empeño al trabajo y me propuse no rendirme”, cuenta el migrante.
“Llegar a Nueva York fue otro comienzo para mí, lo complicado y más difícil fue el idioma porque casi nadie hablaba español poca gente hispana. Aprendí algo nuevo algo que se convirtió en una necesidad. Mi primer trabajo fue de lavaplatos, ahí comenzó esta historia que hoy cuento y que me ha dado muchas satisfacciones”.
“De lavaplatos ponía atención a todo lo que ocurría en la cocina y siempre que podía ayudaba en algo y preguntaba a los cocineros ¿cómo se hace esto o aquello? y esa actitud le gustó muchos chefs que me decían: “Nosotros vemos algo en ti; te queremos impulsar”.
Y la recompensa al empeño, esfuerzo, dedicación y humildad llegó. “Era el año 2004 o 2005. Me acuerdo de ese momento. Uno de ellos — chef — faltó por una enfermedad; había tomado un curso de cocina de tres días más o menos y pues los momentos llegan (…) uno de los chefs me dice: “Te vamos a poner en este sitio ahora para que lo cubras y cuando venga él pues te regresas a tu puesto”. Y en ese entonces proveché la oportunidad al máximo lo disfruté y me gustaba lo que hacía. Ellos dijeron: “ahora no te regreses allá ahora te quedas en este puesto y échale ganas y con unos cuantos regaños uno aprende.
El restaurante que le abrió la puerta por el gusto a la cocina a Quisquiná se llama ¡Viva México!, donde el chef ´siempre es bienvenido.
Estudió en la mejor escuela de cocina
Quisquiná mejoró su técnica culinaria al graduarse como chef en el Culinary Institute of America (CIA, en inglés) conocida como la principal universidad culinaria del mundo. “Ese también fue otro comienzo. Había chefs de varias nacionalidades, incluso de Guatemala, de mi grupo fui el único que se graduó, el resto iba por pasar el tiempo”.
“De mi pasó por el CIA recuerdo que me decían que mis fusiones de comida debían ser única porque en comida todo el tiempo se inventa y eso hice y sigo haciendo con la comida crear nuevos platillos.
En el 2011, el chef dejó ¡Viva México!, con la intensión de tener su propio restaurante. En ese tiempo un amigo le llamó para que creara el menú de un nuevo restaurante, Quisquiná aceptó con gusto y puso en práctica su estilo creativo que gustó a su amigo y al público.
Deseo se hace realidad
Con la experiencia obtenida en los restaurantes donde laboró y haber egresado de una escuela de alta cocina. En 2019 Quisquiná junto a Efy Palacios su esposa de nacionalidad mexicana y con el apoyo de la familia de su cónyuge abren en Brooklyn, Nueva York, su restaurante Las Chelitas, mexican urban cuisine (cocina urbana mexicana, en español).
En Las Chelitas Quisquiná desborda todo su talento y fiel a su estilo crea nuevos platillos teniendo como punto de partida la rica gastronomía guatemalteca y mexicana. El éxito que tuvo Las Chelitas motivó a la pareja a planear abrir un segundo negocio.
En plena pandemia del coronavirus año 2020 Quisquiná abre su nuevo restaurante, Fonda Garibaldi, siempre en Brooklyn, NY. La especialidad es la comida mexicana moderna y el chef es el encargado de innovar platillos a lo largo del año.
Para Quisquiná alcanzar el éxito en Estados Unidos es una bendición luego del largo camino que ha recorrido. “No tenía en mente llegar hasta donde estoy. Lo logrado tiene mucho sacrificio, pasión y para mi es una gran bendición, muchos paisanos nos preguntan: ¿Cómo es tener un negocio en Estados Unidos?, ¿Qué se necesita?, y les hablamos con la verdad porque muchas veces se ve fácil y cuando se tiran al agua – emprenden – el paisano se decepciona porque es mucho trabajo, pero siempre se puede”.
Añorado regreso a Guatemala
Yovany salió de Guatemala hace 23 años y durante ese tiempo no ha regresado a su natal Pixabaj para reencontrarse con sus padres y hermanos, abrazarlos y contarles cada anécdota, éxitos y fracasos en una tierra muy lejana de Sololá donde ha forjado éxitos.
“La familia a sido lo más difícil, el poder regresar y abrazarlos. Estamos en trámites para viajar a Guatemala, Dios primero y se logré. Mis padres nunca han salido de Pixabaj, el único que salió a Izabal fui yo”, comenta el migrante.
“El país de uno”
Desde Brooklyn, Nueva York, el chef ayuda a niños en Izabal, Guatemala, a alcanzar sus objetivos. Con un grupo de amigos y amistades coordinan capacitaciones a niños para motivarlos a comenzar en la cocina.
El futuro de Yovany está fortalecido en Estados Unidos. Sin embargo, el chef tiene un sueño: “Falta mucho por recorrer, pero quiero ver una Guatemala próspera con muchas oportunidades para que nuestra gente no tenga que pasar por esto, es mejor estar en el país de uno que en otro lado”.