En emotivo y concurrido acto en Gracie Mansion, residencia del alcalde de Nueva York, se efectuó la proclamación del Día de Guatemala, por Eric Adams a dos días de entregar el cargo.
Una alegre danza garífuna llenó el ambiente en Gracie Mansion, la residencia oficial del alcalde de Nueva York minutos antes de que comenzara el acto de proclamación del Día de Guatemala. Miembros del concejo de la ciudad, integrantes de la comunidad migrante guatemalteca, de la Cámara de Comercio, del Consulado de Guatemala, todos esperaban el anhelado momento.
El alcalde Eric Adams, quien entregará el cargo este 1 de enero, ingresó con una bandera de Guatemala en la mano. En su discurso destacó haber conocido Guatemala, resaltó el gran aporte de los guatemaltecos en Nueva York y dijo sentirse privilegiado de ser “el primer alcalde guatemalteco” de la ciudad, en donde existe una población de entre 100 a 120 mil connacionales. En todo el Estado de NY hay 175 mil, según cifras consulares.
Emotiva declaratoria del alcalde de NY
“No solo soy alcalde, soy un hermano… el primer alcalde guatemalteco de Nueva York”. Con esa frase, pronunciada con tono solemne y afectuoso, el alcalde Eric Adams proclamó oficialmente el Día de Guatemala.
Adams colocó a la comunidad guatemalteca en el centro de su mensaje final como alcalde. “He estado en Guatemala y he admirado la cultura maya. La contribución de Guatemala al mundo no se puede cuantificar”, afirmó, recordando su visita al país y subrayando el peso histórico y cultural del pueblo maya. “Ustedes son la fortaleza de la gente maya… esa grandeza no desaparece”.
"Soy un guatemalteco honorario": Adams
“Ustedes (Los guatemaltecos) contribuyen a la ciudad de Nueva York. Creen en la familia, en la fe, en los negocios y en el futuro de sus hijos”, dijo, antes de declararse, entre aplausos, “un guatemalteco honorario”. En uno de los momentos más celebrados, cerró su intervención afirmando que este reconocimiento es “un símbolo de honor, respeto y reconocimiento a su contribución a esta ciudad”, y lo definió como el último gran legado de su administración a la comunidad chapina.
Tras la proclamación, la ciudad rindió homenaje a tres guatemaltecos destacados, cuyas palabras reforzaron el mensaje de dignidad, trabajo y pertenencia.
Tres reconocimientos a guatemaltecos
Se entregaron tres reconocimientos a guatemaltecos destacados. Primero fue el turno de Ana Prince, presidenta de la Cámara de Comercio Guatemala–Nueva York, quien agradeció al alcalde la proclamación. “Los guatemaltecos migrantes vivimos entre dos países: el primero nos dio raíces y valores; el segundo, nos dio alas. Nueva York nos enseñó a soñar en grande”.
Prince fue clara y directa al describir el aporte de su comunidad: “Venimos a trabajar, a aportar, a construir, a servir, a contribuir con nuestro trabajo honesto, con nuestras manos y esfuerzo diario. A criar nuestras familias, levantar negocios y aportar a la economía”. Reivindicó el orgullo cultural y lingüístico del pueblo guatemalteco y subrayó que la migración no borra el origen: “Somos gente que no se rinde y que, aun lejos de casa, nunca se olvida de dónde viene”. Cerró con un compromiso político y comunitario: “Ser guatemalteco en Nueva York no es una desventaja, sino una fortaleza”.
Luego intervino su hermana, Brenda Castellanos, quien destacó: “Gracias por traer el corazón del mundo maya a la ciudad de Nueva York”.
Un día histórico para la comunidad migrante
El tercer homenajeado, Juan Pablo Morales, académico, guatemalteco en NY, habló desde una identidad compartida entre ciudad y país. “Es un gran honor, como neoyorquino y como guatemalteco, estar aquí para decir gracias”, afirmó. Su discurso puso el acento en el trabajo cotidiano de la diáspora: “Construimos, alimentamos y cuidamos esta ciudad”, dijo, cerrando con un llamado fraterno: “Mis hermanos, todos hasta adelante”.
La proclamación del Día de Guatemala en Nueva York no solo formaliza una fecha en el calendario oficial de la ciudad; también cristaliza, en uno de los últimos actos de Eric Adams como alcalde, un reconocimiento explícito a una comunidad migrante que ha hecho de Nueva York su casa sin renunciar a su raíz. En palabras del propio Adams, fue un gesto de cierre, de legado y de hermandad.
Una Guatemala sin fronteras













