Correr puede salvarte la vida, pero además, te puede ayudar a devolvértela.
Correr es mucho más que un ejercicio físico. Para muchos, se convierte en un refugio, un espacio de libertad y una herramienta para reconectar con uno mismo. El simple acto de poner un pie delante del otro, de sentir el aire en el rostro y el corazón latiendo con fuerza, tiene un poder transformador: correr nos devuelve la vida.
¿Por qué correr nos renueva?
Diversos estudios han demostrado que el running libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad. Estas no solo mejoran el estado de ánimo, sino que también ayudan a reducir el estrés y la ansiedad. Además, correr fortalece el corazón, mejora la circulación, regula la presión arterial y favorece la capacidad pulmonar.
A nivel emocional, correr representa un desafío personal: cada kilómetro recorrido es una victoria. Quienes lo practican aseguran que les da claridad mental, aumenta la confianza y les permite sentir una conexión más profunda con su entorno.

Cuidados para empezar o mantener el hábito

¿Cuánto y qué distancias son recomendables?
El arte de volver a empezar
Correr no es solo un deporte, es un estilo de vida que enseña disciplina, constancia y amor propio. Cada salida es una oportunidad para renacer en movimiento, para dejar atrás lo que pesa y avanzar hacia lo que da esperanza.
En cada kilómetro, el cuerpo se fortalece, la mente se calma y el alma agradece. Porque al final, correr no solo nos da salud: correr nos devuelve la vida.
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