El restaurante guatemalteco Púchica es ya un referente de la gastronomía popular chapina y nació de una conjunción de circunstancias, según cuenta su fundador, Fernando Lürsen.
Hace 7 años, Fernando Lürssen, originario de San Francisco Zapotitlán, Suchitepéquez, Guatemala no pensaba que los sabores y aromas de la comida cotidiana de su país fueran a convertirse en todo un exitoso fenómeno gastronómico que integra nostalgia, gusto y vivencia: el restaurante Púchica, en el bulevar Sepúlveda de Los Angeles.
“Los fines de semana vienen muchas familias guatemaltecas radicadas en EE.UU. no solo de Los Angeles sino de otros estados a reencontrarse con sus raíces, con esa vivencia de la comida guatemalteca que tanto extrañan. También traen a amigos y vecinos que son americanos o de otras nacionalidades para presentarles esa sazón de tantos platillos típicos”, explica Fer a pocos minutos de que comience la “rush hour” de un viernes en el restaurante. Se escucha música alegre de fondo y más tarde habrá cantante en vivo.
¿Cómo nació Púchica?
“Cuando llegué a Estados Unidos, traía el sueño de superación y mejora, pero como muchos tenía que empezar casi de cero. Comencé a trabajar en una empresa de limpieza que tenía mi hermano, vendiendo el servicio en restaurantes”, relata Fernando. Lamentablemente al poco tiempo, su familiar tuvo que cerrar la empresa.
Durante su etapa como vendedor, Fernando prestaba también el servicio de Uber para aprovechar los desplazamientos, pero sabía que no iba a poder sobrevivir solo con eso. “Le hablé a mi hermano. Si me das la oportunidad consigo el equipo, los vehículos y seguiré trabajando en limpieza”. El hermano accedió.
En las idas y venidas conoció un restaurante guatemalteco al cual le prestaba servicios de limpieza. No le iba muy bien y la dueña estaba pensando en cerrarlo. “A los 5 o 6 meses me dice las señora propietaria: le vendo el restaurante. Yo no sabía absolutamente nada de cocina, así que hablé con mi esposa. Mira, me están ofreciendo un lugar precioso para un restaurante, pero no me atrevo a agarrarlo si no tengo tu apoyo. Vendí una propiedad para completar el pago del lugar. A mí me encantó la idea, me encantó el lugar… pero necesitaba del apoyo de ella”, prosigue Fernando, quien subraya que fue la sazón de la cocina de su esposa Taryn González, el ingrediente casi inmediato para el éxito. Así nació Púchica en 2019.
La pandemia golpeó fuertemente los planes. El cierre sanitario de cuatro meses fue devastador para las ventas. Tenían servicio a domicilio pero no les fue todo lo bien que esperaban. “Gracias a que mantenía la compañía de limpieza y desinfección pudimos sobrevivir. El restaurante estuvo cerrado por cuatro meses y después comenzó a atender con aforo reducido”.
Sin embargo en la adversidad se encontró una nueva oportunidad. “Nos autorizaron un área al aire libre, en donde instalamos mesas con sombrillas. Usualmente para tener este tipo de permisos es difícil y tardado, pero debido a las prevenciones de salud tuvimos luz verde: y no solo fue un éxito sino que ahora se organizan allí eventos”.
Tentadoras opciones
¡Púchica!, puede exclamar un guatemalteco al ver el menú disponible: hay diversos sabores de Guatemala. Desde un tapado de Izabal hasta un exquisito kak-ik (caldo de pavo) cobanero. Para el gusto popular hay “shukos” y el platillo estrella son las garnachas.
“Los guatemaltecos a veces no hemos logrado proyectar ese platillo emblemático. Los salvadoreños tiene pupusas y los mexicanos tacos, pero ¿nosotros? Aquí en el restaurante apostamos por las garnachas”, cuenta entusiasmado.
No faltan por supuesto los desayunos con frijoles parados, huevo revuelto, queso, crema, platanitos fritos y el respectivo café de Antigua Guatemala. “Además impulsamos talentos guatemaltecos de la canción con presentaciones en vivo y los domingos hay marimba de 11 a 3 de la tarde”, finaliza Fernando, quien se apresta a atender cordialmente a sus clientes en una noche de viernes que se antoja concurrida.