Sí, el año pasado las remesas de migrantes guatemaltecos crecieron un 9%, pero las exportaciones bajaron un porcentaje similar. Es necesario generar un desarrollo sostenible y viable en el país para frenar el éxodo pero a la vez se debe atender a los connacionales que aportan al país.
Los migrantes guatemaltecos ponen en alto a Guatemala con su trabajo, esfuerzo, capacidades, habilidades y creatividad floreciendo en Estados Unidos: es un potencial humano que se marchó en busca de las oportunidades que no lograron hallar en su país. Merecen, por ende, una atención consular eficiente, moderna, acorde al aporte que hacen al país.
El envío de remesas migrantes creció casi 10% durante 2023. Lamentablemente, las exportaciones guatemaltecas bajaron un porcentaje similar en el mismo año. El caso es que el ingreso de dólares migrantes no es un plan sostenible a largo plazo, por diversidad de factores. En todo caso, es un ingreso que a la larga no es sostenible puesto que Guatemala deja ir así parte de su fuerza productiva.
Por ejemplo, el sector de transporte pesado ha reconocido que cada vez se dificulta más contratar pilotos porque muchos se han ido al Norte. Pero el cuadro se repite en el sector de la construcción, la producción agrícola, en industrias manufactureras, metalúrgicas y artesanales: cada vez hay menos jóvenes trabajadores porque muchos optan por migrar y otros no laboran debido a que reciben remesas de sus padres o familiares.
En Guatemala continúa el esfuerzo de millones de compatriotas que desde la tierra natal laboran, cultivan, producen, fabrican, prestan servicios a diario. Pero dadas las cifras de remesas contra exportaciones, se hace necesario trazar un replanteamiento de la estrategia nacional para el desarrollo.
Los migrantes no se van por gusto ni por capricho sino por la crisis de oportunidades, sobre todo en provincia. Por aparte, la formación escolar de primaria, secundaria y diversificado adolece de grandes brechas que limitan el desarrollo del potencial humano. Ante la crisis y el desempleo, muchos padres de familia optan por el éxodo a Estados Unidos como una esperanza de sobrevivencia. De nuevo, vale decir, se debe replantear la visión económica y social con criterios de Estado, con un enfoque integral de Nación.
Sucesivos gobiernos han presumido de crecimiento económico. En 2023 fue de poco más de 3%. Pero no se debió directamente a su gestión, sino al aporte de los migrantes.
Lo que sí está de lado del Gobierno, del Congreso y de las entidades de justicia, a cargo de brindar certeza jurídica, es apostar por rubros claves de desarrollo regional y comunitario, potencialmente exportables, así como por la seguridad democrática.
- Potenciar el turismo y el ecoturismo comunitario: Guatemala posee una inmensa riqueza cultural, histórica, arqueológica, ecológica y sobre todo humana. Existen muchos parajes y destinos aptos para crear destinos de talla mundial cuyas anfitrionas serían las propias comunidades.
- Seguir impulsando la diversificación de productos y exportaciones, así como cabildear de manera más efectiva cuotas de mercado para productos de altísima calidad como el café, cardamomo, té, especias, flores, legumbres y frutas.
- Atraer inversiones de tecnología, dada la privilegiada posición geoestratégica de Guatemala: en el país hay talento profesional apto, pero sobre todo un gran potencial joven.
- Fomentar acuerdos de migración laboral legal. Ir a trabajar a Estados Unidos, generar ingresos para la familia y poder regresar al lugar natal donde se enraíza la vida personal, a fin de mantener la cohesión social, la cultura y la vitalidad comunitaria.
- Posibilitar nuevos modelos de comercio que permitan micro y pequeñas exportaciones comunitarias de productos como artesanía, mueblería, textiles tradicionales, utensilios de hogar, arte popular a mercados de EE.UU y Europa.
- Combatir la corrupción estatal a todo nivel, que se ha convertido en el mayor lastre para el desarrollo democrático del país.
SE DEBE DIGNIFICAR AL MIGRANTE
El aporte migrante es vital para Guatemala: tan estratégico como trazar nuevas formas de construir un porvenir nacional. Esto a su vez necesita de un abordaje renovado de la infraestructura vial, la interconectividad digital, la provisión de electricidad y la seguridad ciudadana, a fin de crear un ciclo virtuoso que haga de las remesas un engranaje de desarrollo y no de pérdida de fuerza productiva.
Finalmente, pero no menos importante y como se dijo al inicio: los migrantes guatemaltecos necesitan de una atención consular y apoyo migratorio acorde al aporte que hacen a la economía del país. Ya existe la tecnología, existe información de las necesidades, existen expertos calificados para mejorar el servicio. Solo hace falta la voluntad de implementar un plan visionario y digno.