La esperanza es alta, pero la recuperación es lenta. Recibir un trasplante de hígado es una bendición, pero más lo es tener una alimentación sana y hacer ejercicio para no enfermarse de este órgano..
En enero de 2023 recibí un trasplante de hígado. Algunos me preguntan cómo es el proceso, las inquietudes son muchas. Quizá porque existe en la familia alguien requiriendo uno o sospechan que pueden ser ellos mismos quienes necesitarán un trasplante. Lo que comparto no es un consejo médico profesional. Es el testimonio de un paciente y lo que he vivido. No ha sido nada fácil y nada vuelve a ser igual aunque ya tengas un órgano trasplantado.
Difícil proceso de eligibilidad
Primero, se hacen múltiples pruebas para determinar qué órgano está enfermo, ya sea por tumor, cáncer o grasa. Tantos exámenes son necesarios para estar seguro de la enfermedad, entonces se debe analizar la sangre.
En mi caso, fue cada semana. Ya cuando está determinado que órgano es, se determina si no tiene cura y que el paciente solo podría sobrevivir con un trasplante. Solo puedes ser candidato a recibir un trasplante después de haber cumplido todos los requisitos. Son muchos los requisitos.
Por ejemplo. se me hizo una prueba para ver qué tan fuertes eran mis pulmones, cuanto tiempo podía sostener el aire y que tan fuerte podía soplar. ¿Por qué? Los médicos quieren estar seguros de que el paciente puede respirar por sí solo durante y después de la cirugía. Las pruebas son al azar.
Si encuentran nicotina en la prueba, te descalifican y quedas afuera de la lista. Por que los pulmones de un fumador no podrían sobrevivir ese tipo de cirugía. No estoy mencionando a los fumadores adrede o con mala intención, pero eso es lo que pasa
Buscan a quien quiera sobrevivir
En el proceso te hacen pruebas de que ya no estas consumiendo más grasa en los alimentos: pizzas y pollo frito, hotdogs, ya nunca lo podrás consumir de por vida. Quizás alguna vez. Pero mientras haces todo esto o mientras renuncias a todo esto, te hacen pruebas de sangre del laboratorio para controlar si estás cumpliendo la dieta.
No quieren dar un órgano a alguien que no lo va a cuidar, primero porque el órgano no se vende ya que el proceso es demasiado caro, por lo menos por acá en Estados Unidos. Prefieren darlo a alguien que cumpla con los requisitos, alguien que sí quiera sobrevivir y que todo valga la pena. No tiene caso dárselo a alguien que no lo cuide y que después de un mes o dos meses vuelve a dañar el órgano por no seguir las reglas.
Luego tu nombre entra en una lista de red de pacientes esperando por el órgano. En el caso del hígado, la mayoría de las veces viene de alguien que falleció, aunque también puede venir de un donante vivo. El riesgo de quedar mal es igual para el donante como para el que recibe. Ambos deben seguir dieta estricta. Es por esa razón que la mayoría es de donantes fallecidos.
Por fin termina la espera que para algunos puede ser de meses o años...
cuando por fin terminan las pruebas, el nombre de uno entra a una base de datos esperando por un órgano compatible. Eligen al paciente más grave para recibir un órgano disponible. Esto quiere decir que podría uno pasar semanas, meses, y hasta años esperando.
Muchos no lo logran porque fallecen antes de haber uno disponible y además compatible. Son casos muy tristes. En fin, cuando llega su turno, uno se encomienda a Dios y se ejecuta la operación. Mi intervención duró casi 20 horas y se efectuó en el hospital de la Universidad de California, o UCL.
Eso sí... a continuación viene una nueva vida llena de cuidados
La recuperación es lenta. Porque tu vida da un cambio total. Y no hay garantía.
El cuerpo tiende a rechazar un órgano extraño, y si lo rechaza, el paciente se enferma, le da fiebre, vómito, diarrea y otros malestares que lo terminan matando. Complicaciones post cirugía, les dicen.
Si se sale bien de la operación. Deberá uno tomar ciertas medicinas de por vida. Medicinas para que el cuerpo no rechace el nuevo órgano, medicinas contra la infección y son medicinas que debilitan el sistema inmunológico.
Son muchas medicinas (y muy caras) y no puede fallar su administración.
Uno debe de estar al pendiente de la hora que las toma. Como mencioné antes. No podrá comer como antes. Ahora deberá tener una lista de lo que puede y lo que NO puede comer. Personalmente, Es lo que se me hace mas difícil. Me encantan las pupusas salvadoreñas, papas fritas, pollo frito, tacos, chicharrones… bueno adiós para siempre a todo eso. No más Coca Cola, Pepsi Cola o cualquier refresco. Además las medicinas tienen efectos secundarios. Insomnio es uno de ellos. Pero luego pienso que es un pequeño sacrificio a cambio de estar vivo.
*Andrés Lucin Antiles es experto en informática, nacido en Guatemala en 1970 y migrante residente en California.