La comunidad lingüistica maya akateka fue reconocida en 1971. Antes se le conocía como "migueleño" o q'anjob'al de San Miguel Acatán. Tiene unos 67 mil hablantes, dentro y fuera de Guatemala. Conoce más sobre su riqueza cultural e identitaria.
El idioma Akateko, junto al Q’anjob’al, Jakalteco o Popti’ y Chuj, forman una familia de idiomas mayas que se separaron hace unos mil quinientos años.
Por eso al akateko solo se le conocía como “migueleño” o q’anjob’al de San Miguel Acatán, es decir se le consideraba un dialecto. Pero en 1971 se reconoció que constituía un idioma distinto y una identidad propia.
Territorio de identidad akateka
Actualmente el pueblo Akateko se distribuye en los siguientes municipios de Huehuetenango:
- San Miguel Acatán, “Mekel Jak’atan”, que significaría “Miguel cerca de ti” ó “cerca de un grupo de personas”, compuesto por los vocablos “Mekel”, derivado del nombre castellano Miguel, y “Jak’atan” que significa “cerca de ti”, según análisis morfológico y estructura actual de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala -ALMG-. “Ak’al Taalaj”, se traduce como “lugar o paraje poblado de pinos”, según análisis de la Academia de las Lenguas Mayas de Guatemala. -ALMG-.
- San Rafael la Independencia,
- Aldea Jo’om de San Sebastián Coatán; dos aldeas de Nentón y una, de Concepción Huista.
En total, el núcleo principal de población Akateka ocupa una extensión territorial aproximada de: 216 kilómetros cuadrados y abarca unos 66 mil habitantes, según el Censo Nacional de Población 2018.
La Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, a través de su comunidad Akateka efectúa numerosas actividades para preservar la cultura, el idioma y tradiciones de esta identidad maya.
Indumentaria tradicional de la mujer akateka
Las mujeres akatekas visten huipil, confeccionado de manta blanca. Se decora con encajes de colores verde, rojo, amarillo, anaranjado y rosado. Al huipil se le borda en la parte del pecho figuras en forma de triángulos o “volcanes” que según la costumbre indican que quien lo viste es madre.
También es generalizado el uso de collar, el cual las mujeres solteras usan en dos o tres vueltas alrededor del cuello; un collar con más vueltas, simboliza que la mujer tiene esposo.
El corte es tejido de fino hilo color rojo con pequeñas franjas negras y amarillas. Esta pieza se sujeta a la cintura por medio de una faja. La mujer akateka sujeta el cabello con listones de colores o pequeñas cintas trenzadas al pelo que enrollan alrededor de la cabeza.
Indumentaria tradicional del varón akateko
El varón akateko suele usar el “Kapixay”, de lana negra o café. La tela se elabora en telar de pie. El “Kapixay”, actual es cerrado por los costados por delante y atrás, con mangas abiertas que quedan sueltas a medio brazo.
Cuello en “V”, con bordados decorativos cosidos a mano o a máquina, algunos con figuras de pequeños rombos que forman una flor de tres pétalos; también tienen bordados los extremos de las mangas y la orilla inferior de las faldas a la altura de la cintura. El “Kapixay” es una prenda compartida, aunque con variantes de diseño, con otras identidades como el q’anjob’al.
El pantalón del varón Akateko es de manta blanca el cual se sujetaba a la cintura por medio de una faja o cinta. Actualmente los hombres visten pantalones de telas industriales elaborados por sastres locales o fábricas textiles. La camisa tradicional era de manta blanca, sin botones al frente y de mangas largas. Hasta los años 70’s del siglo pasado, era generalizado el uso de sandalias o caites y sombrero.
Vida, valores y cosmovisión akateka
El akateko siempre busca relacionarse directamente con el entorno natural no con la actitud de posesión o propiedad, sino con sentimiento de pertenencia, de integración de la persona con el entorno y la comunidad en la cual nació.
Durante las fiestas patronales se representa la danzas tradicionales de: Venados, Moros y Cristianos, Mexicanos, Convite y Gracejos.
El pueblo Akateko practica varias costumbres, ancestrales por ejemplo, al nacer un bebé, si es niña le dice: “Vas a ser como yo y te dejaré mi capacidad, para que seas una comadrona”, después le cortan el ombligo.
En el ombligo del recién nacido pueden ver cuantos hijos más tendrá la madre en el futuro y si son hombres o mujeres. A los tres días se cae este pedazo de muxh (ombligo). Este muxh se guarda en una telita, si es varón se cuelga en una rama de un arbolito para que siempre recuerde donde tiene sus raíces.
Otra tradición es que existen lugares sagrados como los cerros, que tienen dueño. Una vez un pastor siguió a un carnero, dejó a sus ovejas y se fue tras él. Esperaba agarrarlo para poder aumentar su rebaño. En eso le salió un anciano le que preguntó qué quería.
Al responderle, le dijo que andaba buscando el carnero, pero ahora que veía que tenía dueño ya no lo quería más, pues el abuelo le aconsejó que nunca robara. “Solo por eso te dejo ir, por obedecer al abuelo”, le dijo el anciano, quien le dijo que no le contara a nadie lo ocurrido.
Fuera de las fronteras pero por siempre akatekos
El pueblo Akateko se ha concentrado en los siguientes lugares: Del Río y Mc Callen, Texas; Lake Worth, Florida; Raleigh, Carolina del Norte; Nashville, Tennessee y en el Estado de Ohio.
Constituye una de las comunidades mayas guatemaltecas de mayor cohesión en Estados Unidos. Efectúan actividades religiosas y sociales, así como conciertos de marimba, para encontrarse y vivir la hermandad.