Con una historia de más de 2,500 años, el idioma q'anjob'al es hablado por más de 200 mil guatemaltecos en Los Cuchumatantes, en los municipios de Santa Eulalia, Barillas, San Juan Ixcoy y San Pedro Soloma, Huehuetenango.
Las memorias del pueblo Q’anjob’al recuerdan la existencia de un poblado original, el Paik’onob, el cual los ancestros dejaron en busca de otro lugar, debido a que eran atacados por otros grupos.
Según la tradición, una joven les salió al camino y les mostró la altura de una montaña como el mejor sitio para erigir el pueblo. Era Santa Eulalia, en cuyo honor se nombró así al Jolon K’onob, el poblado donde muchos maya q’anjob’al tienen la vida, la memoria y el corazón. También fundaron los pueblos vecinos de San Juan Ixcoy y San Pedro Soloma. Santa Cruz Barillas surgió a partir de la partición del territorio de Santa Eulalia, a fines del siglo XIX.
Una genealogía del idioma q'anjob'al
Unos 3 mil años antes de Cristo, se hablaba el idioma Protomaya o idioma madre , Mil años después, por separación geográfica se se divide en Cholano mayor, Mameano, Kechiano y Q’anjob’alano. Hacia el año 100 antes de Cristo, el Q’anjob’alano mayor tuvo dos ramas: Chujeano y Q’anjob’alano propio y hacia el año 1000 de nuestra era, el Q’anjob’alano propio tuvo tres ramas: El Q’anjob’al, el Akateko, y el Popti’, con lo cual se puede afirmar que Q’anjobal, Akateko, Popti’ (o Jakalteko) y Chuj son hermanos aunque son idiomas distintos e independientes entre sí. (Investigación Voces Ancetrales de Nicolás Nicolás Pedro, Academia de Lenguas Mayas de Guatemala)
El área de alturas de los Cuchumatanes ha estado poblado permanentemente en los últimos 2 milenios y así lo confirman los 140 sitios arqueológicos situados en la región desde San Mateo Ixtatán, Guatemala, hasta Chiapas, México. En la antigüedad estos pueblos se especializaban en el comercio y de hecho esta es una fuerte actividad aún.
La invasión española anuló la organización social ancestral, que subsistió pero en secreto. Las tierras fueron divididas y repartidas a los “encomenderos” hispanos. Gonzalo de Ovalle, se encargó de los pueblos de Santa Eulalia, San Mateo Ixtatán y Jacaltenango; Francisco de La Cueva, administró Soloma.
No obstante, el pueblo Q’anjob’al subsistió toda aquella opresión y ha mantenido su identidad, tradiciones, indumentaria y valores en los municipios ya mencionados. Esto a su vez explica cómo los migrantes Q’anjob’al también siguen fieles a su cosmovisión en diversas localidades de Estados Unidos, a donde marcharon en busca de oportunidades o de salvar la vida, como ocurrió durante el Conflicto Armado Guatemalteco.
Vida, valores y cosmovisión
Tradicionalmente las familias Q’anjob’al son muy unidas. Generalmente formada por los abuelos, los padres, los hijos solteros, una o dos parejas de hijos recién casados y los nietos. El jefe de la familia es el varón de más edad. Antiguamente cuando un hijo contraía matrimonio el padre le ayuda para que construyera su propia casa y le proporcionaba un terreno.
La familia vive cerca y se ayudan mutuamente. Entre los antepasados existía la
costumbre de ayudarse unos a otros, si alguno no tenía terreno para la siembra,
se le daba trabajo. Nadie se consideraba dueño absoluto del terreno.
Los abuelos enseñan a los esposos a respetarse y cumplir con su compromiso toda la vida, adquirido ante los padres, abuelos, hermanos, padrinos y con los ancianos del pueblo. El respeto y la obediencia a los mayores de edad es uno de
los principales valores de la familia.
Todo es un ciclo y todo tiene un significado
Para el Q’anjob’al los cerros tienen vida, tienen nawales, son seres animados que protegen a los habitantes, son los guardianes del pueblo. También tienen espíritu las planicies, los barrancos, montañas y barrancos. Es muy popular oir expresiones como: “Cham witz” el señor cerro; “Cham xab’ olan” el señor abismo”, señala el estudio de Voces Ancestrales Q’anjob’al..
Antiguamente para saludar a las personas, los varones se quitaban el sombrero, inclinaban la cabeza y decían “Txajin mamin” a los señores y Txajin chi kay” a las señoras. Ellos contestaban: “ka’ita icham” a los jóvenes y “kay tu’ixnam
” a las muchachas.
A los tres días del nacimiento de un niño se celebraba el “Yoxq’in”. Los padres enterraban el ombligo del bebé en la base de un altar maya, después al pie de una cruz, se creía que se sembraba o se originaba el nawal del infante. Los religiosos prohibieron esta práctica, los Q’anjob’al entonces colocaban el ombligo del niño en la punta de un árbol cercano a su hogar.
Finalmente, pero no menos importante, se considera a Santa Eulalia como el lugar donde nació la marimba, instrumento con el cual el pueblo Q’anjob’al acompaña sus grandes alegrías y fiestas patronales.
Indumentaria tradicional el varón Q'anjob'al
La prenda más tradicional y emblemática de la indumentaria del varón Q’anjob’al es el “Capixay” color negro o café elaborado de lana de oveja. Esta prenda proteje del frío de la región, con mangas ornamentales pues los brazos no se introducen en ellas.
El cuello en V, las mangas y el borde se adornan con figuras actualmente bordadas a máquina con hilos de diferentes colores. Usaban faja en la cintura sobre el “Capixay”. Esta prenda es influencia del tabardo, prenda con forma de túnica abierta usada por campesinos, monjes e infantería españoles en el siglo XVII.
Algunos, portaban un pañuelo rojo en el pecho. El pantalón o “Saq wexej” era blanco de tela de manta. Ahora se usa pantalón de telas industriales de diversa calidad y colores, la juventud ha optado por los pantalones de lona. La camisa tradicional de los varones también era de manta blanca, regularmente de mangas largas.
Indumentaria tradicional de la mujer Q'anjob'al
Las mujeres visten “corte”, pieza de tela que les cubre desde la cintura hasta los tobillos, el de color rojo se denomina “kaqchanej”. Usan un huipil blanco, corto, con bordados en color verde, rojo y amarillo.
Para las ocasiones ceremoniales existe el huipil “kol” o “kolej”. Cubre el cuerpo de la dama desde el cuello hasta abajo de las rodillas. El cuello está adornado con bordados a máquina y cintillos en forma de círculos. El cabello lo trenzan con una cinta negra llamada “no’ jipilej” hecha de lana de oveja que ellas misma tejen.
Identidad sin fronteras
El Conflicto Armado Interno de Guatemala (1960-1996) obligó a muchos Q’anjob’al a migrar hacia México o Estados Unidos. Así también la búsqueda de nuevas oportunidades aumentó el éxodo hacia el Norte.
Actualmente, según la Red Consular de Guatemala, se registra presencia Q’anjob’al en las siguientes localidades estadounidenses:
- Seattle, Washington
- San Francisco, Los Ángeles y San Bernardino, California
- Denver, Colorado
- Del Río y Mcallen, Texas
- Chicago, Illinois
- Atlanta, Georgia
- Miami y Lake Worth, Florida
- Nashville, Tennessee
- Philadelphia, Pensilvania