En la escuela oficial de Palencia, Guatemala se efectuó la entrega de útiles escolares y artículos de arte para estudiantes, para contribuir con la educación. Sabemos que es poco, pero es de todo corazón.
Por Rosario Rodríguez, migrante guatemalteca y realizadora audiovisual en Nueva York.
El concepto de Quetzi, el Quetzal surgió de la mente artística de la diseñadora gráfica Trisha Martínez, de ascendencia mexicana, para poder darle una imagen positiva a nuestra iniciativa de ayuda a la educación guatemalteca.
Ella quería crear un quetzal, ave sagrada de los mayas de Guatemala el país donde nací y me siento orgullosa de ser. Pero también era un ave de gran simbolismo para los aztecas. La llamamos Quetzi porque era una linda forma abreviada y conectarlo con nuestro símbolo patrio.
Antes de que ella hiciera su ilustración creativa de Quetzi, teníamos planeado de visitar Guatemala desde hace algún tiempo y queríamos contribuir a la comunidad. Pero no estábamos seguros de cómo ni dónde. Literalmente, el día que creamos un GoFundMe fue cuando decidimos que ayudaríamos a mi pueblo natal, Palencia, Guatemala.
Nadie te puede quitar tu educación, jamás
Desafortunadamente, el 57% de mi pueblo vive en la pobreza y el 42% vive en la pobreza extrema. Mi papá solo llegó al tercer grado y mi mamá al noveno grado, pero desde que migramos, Marvin, mi hermano y yo hemos sido los primeros en nuestra familia en graduarnos de la escuela secundaria en Greenport y de la universidad de SUNY Oneonta (2015 y 2019).
Por eso nuestro GoFundMe tenía el objetivo de comprar material escolar para los estudiantes de Palencia que más lo necesitan. Este proyecto tiene tanta importancia para mí porque si estuviera en Centroamérica, podría haber tenido dificultades de acceso escolar y académico, lo que luego me habría limitado a nivel personal, social y profesional.
Poder obtener una educación superior me ayudó a romper maldiciones generacionales y abrir muchas más puertas de posibilidades, pero lo más importante es que me dio fe y esperanza de que algún día tendría una vida mejor. Una educación académica, nadie podrá quitártela jamás. Le permite a uno poder navegar por la vida y realmente es un paso más para seguir sus sueños.
Sigan adelante, ¡no están solos!
Al crecer en North Fork, Nueva York, he sido muy afortunada y por eso quería hacer este aporte a la juventud, los niños y la comunidad palenciana. ¡Quiero que sepan que no están solos!
Aunque desearía poder hacer mucho más sé que este es un paso en la dirección correcta. Entonces, incluso si solo se trata de bolígrafos y papel, ¡es de corazón! Agradezco a mi familia por siempre imprimirnos la importancia del hogar y las raíces a mi hermano y a mí.
Nos ha inculcado la importancia de ayudar activamente a nuestros palencianos a través de la fundación Yuntos, de mi hermano donde recolectamos zapatos nuevos o poco usados para Palencia o a través de pequeños proyectos como Quetzi el Quetzal.
Un saludo enorme a mi tía Esperanza Monzón, ya que ella siempre nos ha ayudado a coordinarnos y conectarnos con el municipio de Palencia para hacer realidad estos su
Un ideal compartido
Trisha Martínez, copartícipe de esta iniciativa, piensa lo siguiente: “En muchas zonas de América Latina las instituciones escolares están subdesarrolladas. Lo que aumenta el estrés financiero de tener que proporcionar a los niños útiles escolares básicos. Lo que lleva a que algunas familias saquen a sus hijos de la escuela para poder trabajar y sobrevivir”.
“Si podemos hacer una pequeña huella para aliviar parte de esa presión mediante la recaudación de fondos para que algunos estudiantes de una escuela en Guatemala obtengan los útiles que necesitan, entonces tal vez podamos alentar a esos niños a permanecer en la escuela. Al poder tener las herramientas que necesitan en su salón de clases, tal vez puedan mantenerse motivados para continuar su educación”.
Una inspiración para el futuro
“Una de las personas más influyentes en mi vida, mi Tía Norma Xochilth, lamentablemente ya no está con nosotros, pero afortunadamente sí dejó su legado”, agrega Trisha Martínez.
“A medida que fue creciendo, con mucho trabajo y sacrificios, se convirtió en educadora en México. Se especializó en fortalecer el desarrollo docente. Ella conocía y comprendía la importancia de la educación superior en América Latina, por lo que incluso quería construir una escuela a su nombre para ayudar a estudiantes como ella a crecer. El cáncer no le permitió cumplir su último deseo, pero por eso este proyecto significa tanto para nosotras, porque en cierto sentido ambos estamos ayudando a los necesitados en Guatemala a través de Quetzi el Quetzal: Proyecto Palencia“.