Un grupo de artesanas mayas impulsan el Movimiento Nacional de Tejedoras que busca preservar una herencia ancestral a través de la educación y la dignificación.
Aunque a partir de la década del 2000 logran un eco en la sociedad guatemalteco, desde los años 80 ha existido iniciativas para dignificar la labor de las mujeres tejedoras, quienes en cada pieza trabajada plasman símbolos ancestrales mayas que encajan con una cosmovisión rica en valores como la hermandad, la solidaridad y la vida.
“Descubrimos que el 80 por ciento de las integrantes de la asociación desarrollaban actividades agropecuarias y agrícolas, pero casi todas tejían y vimos que era importante. El artista debía vivir de su arte”, refiere Milvian Aspuac coordinadora del Movimiento Nacional de Tejedoras mientras se desplazaba por una comunidad en Santiago Sacatepéquez.
Incansable lucha con precedente
Aspuac manifiesta que les preocupó como varios pueblos mayas cercanos a zonas urbanas han perdido identidad indumentaria y cómo también el tema económico afectaba a las tejedoras. Fue así como en el 2005 crean una escuela para enseñar, pero también para preservar el tejido en Guatemala.
“Tejer significa una forma de vida”, añade Aspuac, por lo cual han buscado la manera de recuperar las técnicas tradicionales de tejido y de proveer a niñas y jóvenes, de varias comunidades mayas del país, de los conocimientos así como de las herramientas para poder mantener este conocimiento.
Unión para impulsar una herencia colectiva
Actualmente no existe una cifra real de cuántas tejedoras hay en Guatemala, pero Aspuac estima que la cifra puede superar el millón y medio.
Aspuac recuerda que cuando han tenido la oportunidad de reunirse con comunidades han llegado de 40 hasta 1,200 mujeres, en su mayoría tejedoras, a las asambleas comunitarias a nivel nacional, desde donde se organizan para conocer las necesidades, retos y desafíos de la mujer tejedora guatemalteca.
Dentro de las dificultades más frecuentes está el económico, tanto para sufragar los costos de hilos y tiempo dedicado a la tarea de tejer, así como la distribución y la posibilidad de cobrar el trabajo invertido en estos textiles. Para ello buscan alternativas que eliminen al intermediario, para poner en contacto a las tejedoras con potenciales compradores que valoren la tarea ancestral.
Inspiración que nace de la cosmovisión
Algo que explica Aspuac es que, en la actualidad, aunque buscan visibilizar más el trabajo de la mujer tejedora pocas son las que logran exportar sus productos. En la actualidad la modalidad que existe es la que surge a través de cooperativas y en la que empresas se interesan para exportar la indumentaria o para crear a partir de tejidos mayas artículos como zapatos, bolsas, cinchos, entre otros.
Los tejidos también representan la cosmovisión maya. Al observar el trabajo podemos ver aves, el agua, bosques, flores, entre otros, que conforman el entorno maya. Aspuac resalta que es importante que un turista o cualquier persona que adquiera piezas con tejidos de mujeres mayas puedan tener un diálogo para entender así la perspectiva y la labor que se crea a partir del tejido, porque ello sobrepasa más allá del valor económico que se le da a una pieza.
A la hora de comprar una pieza tejido te has preguntado ¿por qué usan esos colores? o ¿por qué tejen las figuras de algunos animales? Sus texturas y simbolismos son únicos aunque pocas veces observemos detenidamente el por qué de esos tejidos.
Textiles reflejan la cosmovisión maya ancestral
Cada pueblo tiene una historia, pero todos tienen algo en común: la cosmovisión. Cada tejido representa al mundo y a la vida de cada comunidad indígena en Guatemala.
Por ejemplo, en el huipil de Santiago Sacatepéquez tejen flores que son ofrendadas en el Día de los Santos Difuntos. Por ello, en la cultura de ese municipio no se cortan esas flores, sino que se arrancan desde la raíz.
Pero también desde la historia podemos mencionar que los tejidos son una herencia ancestral. “De alguna u otra manera las abuelas dejan escrito en los huipiles la importancia que tiene la vida: trascender a la muerte y la interconexión que hay entre ambos y eso es fundamental”, dice Aspuac.
Otro símbolo importante en los tejidos es la numeración como el 0 1 que se tejen en los huipiles de Santiago Sacatepéquez, en representación de la semilla que al final germinará con ayuda del agua y el contacto con la tierra. “Es para nosotras muy necesario que esto se mantenga en nuestros huipiles”, enfatiza Milvian.
Símbolos de fortaleza e identidad
El Quetzal, ave nacional de Guatemala, también representa el elemento de la lluvia –Gucumatz–, en idioma maya) en la indumentaria. También se teje una corona con cuatro elementos que refieren sobre los cuatro puntos cardinales y un conteo largo del tiempo que representan 5,125 años.
En el caso del uq de Santiago Sacatepéquez –corte– este está compuesto por dos lienzos unidos por un bordado, de estos hay diferentes, en estos podemos observar símbolos de ollas que son utensilios que usa la mujer indígena en la cotidianidad. Otro elemento ancestral que podemos encontrar es el comatzín –la serpiente–tejido en cualquier parte de la indumentaria.
“Las abuelas eran muy estrictas en utilizar el comatzín y lo tejían con trece picos. Si multiplicamos 13 por los 20 nahuales nos dan 260 días que representan las nueves lunes y el cholok’ir, el calendario maya”, explica Aspuac. Este tipo de datos nos permite comprender el origen de los pueblos, sus creencias, su cosmovisión.
En el caso del color, en Santiago Sacatepéquez el color rojo era el que los ancestros usaban porque la naturaleza se los proveía a partir de la corteza del palo de Encino. Pero este también representa para la salida del sol, la posibilidad y la oportunidad de vivir.
Si deseas conocer más sobre la indumentaria maya en Guatemala, te dejamos este enlace del libro Indumentaria Maya Milenaria, elaborado con apoyo del Ministerio de Cultura y Deportes.
Identidad maya en Guatemala...
