Cada diciembre y cada Navidad traen el mismo mercadito (pero sabemos que no es el mismo, porque es de otro año más): hay cerritos de aserrín, estrellas con alambre, foquitos intermitentes, ventas de ropa, de figuras para nacimiento, de esferas para un arbolito que ya no existe porque hay otro en su lugar...
Aunque se recicle el mismo arbolito del año pasado, que nos quedó tan bonito, no será igual ni tendrá las luces ni las esfera en el mismo sitio. Habrá girado sin que nadie se de cuenta, así como todos nosotros hemos girado alrededor del sol otro año, hasta llegar al lugar del cielo desde donde se ve la estrella de Navidad.
Dicen unos que la Navidad no es en diciembre sino en octubre. Pero ¿qué importa? Igual no sabemos si el buey iba a la derecha o la izquierda del establo. O si el rey mago canchito va primero, o primero va el moreno. No importa, porque la Navidad es tiempo de luz para todos, de paz para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, ya sea que se reunan en una casa, o estén separados por 5 mil kilómetros de por medio, cuando el migrante guatemalteco llama a su barrio en zona 6 desde Nueva Yor,k o desde Montana, para decirle Feliz Navidad a su mamá.
Recordando aquellos tiempos en que iban al mercadito navideño a comprar musgo, figuritas, una serie de 50 luces o quizá el “estreno” en una venta de la calle.
Feliz Navidad a los guatemaltecos, dentro o fuera de Guatemala, que quizá llevan en la memoria alguna imagen como estas.
Agradecemos a Comunicación Social de la Municipalidad de Guatemala por las imágenes.