Roberto Sun, originario de Santiago Sacatepéquez tiene 10 años trabajando en EE.UU., y no había vivido un momento de tanta conexión con su tierra e identidad como cuando elevó en un campo de Massachussets, un barrilete de 2 metros, elaborado por su hermano.
El momento en que un barrilete gigante se eleva siempre es impresionante, pero mucho más si ocurre a más de 4 mil kilómetros de Santiago Sacatepéquez, el pueblo donde surgió esta tradición hace 125 años y tierra natal de Roberto Sun, migrante guatemalteco que trabaja en Massachussets desde hace una década.
El domingo 10 de octubre de 2024 lo considera un día histórico. «Por primera vez se eleva un barrilete de Santiago en Massachussets», escribió en sus redes sociales: un instante que compartió con algunos amigos. No pudo elevarlo el 1 o 2 de noviembre por motivos de trabajo.
«Quería hacerlo porque es algo con lo que nos podemos identificar como guatemaltecos, es algo que no debe morir ni se puede olvidar, porque lo traemos inculcado desde pequeños», expresa Roberto sobre esta vivencia.
Identidad guatemalteca por lo alto
Nunca olvida que en su niñez, junto a sus hermanos participaban en el Festival de Barriletes de Santiago. «Nosotros estábamos en la categoría de voladores. Aquellos más grandes de exhibición, solo íbamos a ver cuando los hacían, felicitábamos a los compañeros que se esmeraban y los fabricaban», recuerda Roberto, quien trabaja como cajero en un restaurante.
«Este domingo 10 pudimos ir al campo. No pudimos antes por trabajo, nos pusimos de acuerdo con amigos y fuimos. El barrilete que teníamos mide dos metros con 10 centímetros incluyendo la bandera».
«El barrilete lo elaboró mi hermano, Otto, quien no pudo venir, por trabajo. Él llegó hace tres años a Estados Unidos y desde el primer año elaboró un barrilete. Así que ya este es el tercer año consecutivo, gracias a él».
«Al principio no había mucho viento. La ventaja es que sí hay mucho espacio plano para correr. En Santiago a veces costaba porque todo el ritual se hace en el cementerio. Cuando se elevó el barrilete y lo ví en el cielo, experimenté esa conexión con los ancestros, con mi identidad, con la tradición y la memoria. Fue algo muy emocionante, algo indescriptible», agrega con alegría.
Desean donar el barrilete a un museo
El barrilete de los hermanos Sun tenía las banderas de Estados Unidos y Guatemala. Querían recordar que llegaron a este país en busca de oportunidades pero conservando el valor de su identidad guatemalteca.
«Participamos el 28 de octubre en una exhibición de barriletes celebrada en Nueva York, que fue organizada por la organización Santiagueros en USA. Fue algo muy emotivo. Luego vino el vuelo en la llanura de Massachussets, y ahora mi hermano quisiera poder donar este barrilete a alguna institución cultural o museo», expresa Roberto.