El día de festejo patrio debe replicarse en los 364 días siguientes, a través de la valoración multicultural y del valor en acción. Ser Guatemala es volar alto y sin fronteras, con dignidad y trabajo.
Llega el 15 de septiembre vestido de cielo, con marimbas sonando en las redes sociales y también en las plazas; con bandas de estudiantes sonando al compás de un sueño. Es el día del festejo para toda Guatemala, dentro y fuera del territorio nacional, que para unos es emotivo y para otros ocasión para reflexionar.
En ciudades de Estados Unidos es un día más de trabajo. Pero las familias guatemaltecas no lo olvida. En el fin de semana previo se reunieron, se efectuaron algunos actos cívicos que huelen a patria, a niñez, a recuerdo, a jura a la bandera y a identidad chapina siempre presente.
La participación guatemalteca en la Semana de la Moda de Nueva York, a través de D’La Rossa Textiles fue una especie de emblema de ese gran valor de la multiculturalidad. No hay límites para los grandes sueños y como guatemaltecos debemos seguir creciendo, aprendiendo, aportando.
Sin embargo, la independencia no se sostiene solo en el festejo. Es mucho más que los desfiles coloridos o símbolos patrios durante septiembre. La independencia es un compromiso vivo, un ejercicio de civismo que se construye en lo cotidiano: en cómo respetamos al vecino, en cómo honramos la palabra, en cómo sembramos justicia allí donde nos toca trabajar y vivir.
Nuestra identidad guatemalteca se nutre de muchas raíces. Es la voz de nuestras abuelas que aún resuena en los idiomas mayas, es la paciencia de las manos que tejen historias en hilos de colores, es el maíz convertido en alimento y en símbolo, es el espíritu de lucha de quienes cruzaron fronteras para forjar futuro, de los emprendedores que retan adversidades.
Y son esas comunidades en Estados Unidos y en tantos otros lugares las que nos recuerdan que Guatemala no se encierra en sus límites geográficos: se expande con cada persona que lleva sus valores y su cultura como bandera.
Hoy, conmemorar la fiesta patria debería ser más que mirar hacia atrás. Es mirar hacia adelante con la conciencia de que la libertad también implica responsabilidad.
Ser independientes significa defender la justicia frente a la corrupción, apostar por la educación frente a la ignorancia, elegir la unidad sobre la división. Y también significa enseñar a las nuevas generaciones que Guatemala no es solo un lugar en el mapa, sino una herencia viva que se transmite con el buen ejemplo.
La patria siempre florece donde un guatemalteco o una guatemalteca conserva su identidad, donde se trabaja con dignidad, donde se sueña con un mañana más justo. Guatemala se lleva en el alma, en el corazón, en las manos, en la memoria y en los grandes sueños que vuelan alto como el Quetzal.













