Carlos Mérida (1891-1984) sigue sorprendiendo con su lenguaje geométrico, que a primera vista parece difícil de entender, pero al observarlo mejor es sencillo y genial.
La obra de Carlos Mérida (1891-1984) está en edificios públicos de Guatemala, a la vista de todos, pero aún así, muchos guatemaltecos aún no lo conocen. El colorido mural frente al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social es fascinante; hay otros en la Municipalidad de Guatemala, el Banco de Guatemala y el Crédito Hipotecario Nacional. Pero muchos guatemaltecos nunca los han visto.
Este artista visionario, nacido en Quetzaltenango, Guatemala en 1891, es considerado uno de los pioneros del arte moderno en América Latina, pero su genialidad permanece muy poco reconocida entre la población en general.

Revolucionador del arte guatemalteco
Con una carrera que abarcó más de seis décadas, Mérida logró fusionar el arte europeo de vanguardia —influenciado por su estancia en París y su cercanía con artistas como Pablo Picasso y Amedeo Modigliani— con la cosmovisión y estética de los pueblos indígenas de Mesoamérica.
De hecho, su obra comenzó representando trajes y costumbres de los pueblos mayas de Guatemala, por supuesto con un estilo muy característico, que ahorraba líneas y detalles para dar más expresividad y universalidad a la cultura local.



Creó un nuevo código para el arte guatemalteco
El resultado fue un estilo único que combinó geometría, color y narrativa social, donde lo ancestral y lo moderno convivían en armonía. Se trasladó a México en 1919, donde comenzó a practicar el muralismo, que también trajo a Guatemala.
Carlos Mérida llevó la composición a una máxima síntesis y a veces es esa combinación geométrica la que parece “complicar” las figuras, pero en realidad las está simplificando, dándoles más pureza y a la vez más simbolismo.
Murales que siguen hablando
Uno de los más grandes legados visibles de Mérida en Guatemala se encuentra en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), en la zona 1 capitalina. Allí, los murales que decoran el edificio central no solo embellecen el espacio, sino que cuentan una historia visual del trabajo, la salud y el desarrollo del país.

Estas obras, realizadas en la década de 1950, utilizan el mosaico como técnica predominante, y están inspiradas en el movimiento de integración plástica promovido también por artistas mexicanos como Diego Rivera y José Clemente Orozco. Mérida logró que arte y arquitectura se fundieran, convirtiendo muros, pasillos y fachadas en lienzos vivos. En México y Estados Unidos hay obras murales suyas muy apreciadas y admiradas.

Museo Nacional de Arte Moderno lleva su nombre
En el Museo Nacional de Arte Moderno de Guatemala se exhibe obra de artistas desde 1880 hasta 1980 aproximadamente. Lleva el nombre de Carlos Mérida, en homenaje a que se le considera el iniciador de las vanguardias artísticas en el país.
Parte de su obra pictórica es exhibida aquí y tú puedes verla en este recorrido virtual, a continuación.
Un legado internacional, un reconocimiento local pendiente
Aunque Mérida desarrolló gran parte de su carrera en México, donde colaboró incluso con el reconocido arquitecto Mario Pani, siempre mantuvo un vínculo profundo con Guatemala. Su identidad indígena —era descendiente de k’iches— y su interés por las raíces mesoamericanas se reflejan en toda su obra.
Además de sus murales, el artista produjo litografías, óleos, tapices, vestuarios para danza, y hasta proyectos escénicos. Su serie “Estampas del Popol Vuh” es una de las interpretaciones visuales más impactantes del texto sagrado maya.
En 2025, diversos colectivos de artistas visuales han iniciado campañas para rescatar su memoria, incluyendo propuestas para declarar sus murales patrimonio cultural, restaurarlos y desarrollar programas educativos que incluyan su obra en los currículos escolares.
A más de tres décadas de su fallecimiento en 1984, la figura de Mérida sigue viva en sus colores, en sus formas, y en el diálogo que propone entre tradición y modernidad. Redescubrirlo es también redescubrir una parte profunda de la identidad guatemalteca.
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