Navidad es tiempo de dar, de compartir, de ser luz. Tres organizaciones migrantes se unieron para organizar agasajos navideños a abuelitos en dos hogares de Guatemala.
Un ambiente de alegría, música y solidaridad marcó el convivio navideño organizado en dos asilos de ancianos en Guatemala, una actividad impulsada por tres organizaciones de migrantes guatemaltecos que unieron esfuerzos para llevar momentos de bienestar y compañía a los abuelitos y abuelitas, cuyo aporte al país se valora.
Cada uno de los eventos fue una ocasión de bendiciones y sonrisas. Migrantes y voluntarios se sumaron para transformar una mañana ordinaria en una celebración llena de hermandad, aplausos y muestras de cariño.
“Es una actividad que desarrollamos con todo cariño a esos guatemaltecos que han dado tanto trabajo y amor en su vida. Merecen nuestro respeto y cariño”, dijo René Amiel, director de la Asociación de Migrantes Guatemaltecos en Los Angeles, AMGLA, una de las tres entidades organizadoras. Las otras dos son la Asociación Guatemalteca Americana -AGUA- y Entre Chapines Texas.
El programa incluyó presentaciones artísticas que animaron a los residentes de ambos asilos. El cantante Luis Garistú, deleitó al público con su música, mientras que el humor estuvo a cargo de los comediantes Los 3 Huitecos, quienes despertaron risas y aplausos entre los asistentes. “Es poco lo que podemos dar pero lo hacemos con mucho cariño. Estamos lejos pero con Guatemala en el corazón”, dijo Kiara Véliz, de Entre Chapines Texas.
Además del entretenimiento, los abuelitos recibieron obsequios, una refacción tradicional conhttps://soymigrante.com/revista/tamales-de-guatemala-variedad-y-recetas-de-una-tradicion-de-sabor/y atención personal que fue especialmente valorada:
estilistas profesionales ofrecieron cortes de cabello y tintes, aportando no solo a la imagen, sino también a la autoestima de los adultos mayores.
La coordinación entre migrantes, instituciones y sociedad civil permitió que el apoyo llegara de forma integral a los dos asilos beneficiados.
Más allá de los regalos materiales, el convivio dejó un mensaje claro: la migración también se expresa en gestos de regreso simbólico, de memoria y de gratitud hacia quienes abrieron camino.
Por unas horas, los asilos se llenaron de música, risas y compañía, recordando que la solidaridad no conoce fronteras y que compartir tiempo y afecto sigue siendo uno de los regalos más valiosos.
Solidaridad migrante sin fronteras
