Millones de guatemaltecos han salido de su país en busca de oportunidades a causa de la exclusión, la pobreza y la violencia; hoy aportan con sus remesas el 20% de la economía guatemalteca, pero a pesar de eso, la exclusión continúa en otras formas.
Los migrantes guatemaltecos estamos lejos de nuestra patria, pero nuestra patria sigue y seguirá dentro de nuestro corazón: así se puede resumir una expresión frecuente entre compatriotas en diversas ciudades de Estados Unidos, de incontables ocupaciones, verdaderas odiseas para llegar hasta allí, duras historias de esfuerzo, dedicación, perseverancia, sufrimiento y esperanza.
Las causas que les llevaron a emprender el vuelo son múltiples: salvar la vida durante la guerra, escapar de la delincuencia, luchar contra la pobreza. el desempleo y la falta de oportunidades. Es proverbial el espíritu trabajador del migrante guatemalteco en Estados Unidos. Es una capacidad instalada que le distingue, junto con la creatividad, alegría, hondo sentido de solidaridad y profundo amor a la patria de la cual salió, pero que nunca saldrá de su mente y corazón.
En efecto, los migrantes comparten el fruto de su trabajo (o trabajos), con sus seres amados en Guatemala, a través del envío de remesas: un ejercicio de responsabilidad pero sobre todo de afecto y ternura.
A menudo necesitan desempeñar dos y hasta tres empleos para poder mantener esta ayuda concreta que permite a miles de familias una mejor alimentación, mejor educación, mejor vivienda, mejor porvenir. Aunque con un costo muy alto.
El envío de remesas marca nuevos récords cada año. En 11 meses de 2023 ya igualaron a todo el año 2022. Los gobiernos los elogian; los candidatos en campaña les visitan y ofrecen mejoras en la atención consular, en el apoyo legal, en la provisión de documentos, en la defensa de sus derechos. Se inventan planes que no se concretan. Y al final de cada período, también se inventan excusas, justificaciones. Promocionan logros que no son lo ofrecido y que no alcanzan a compensar el constante aporte a la estabilidad financiera de la Nación.
Como se dijo antes, este ingreso de divisas tiene un costo muy alto: la separación familiar, la nostalgia perenne por la casa natal, el recuerdo de una época navideña lejana, distante, añorada.
Pero sin duda esl mayor costo es una inmensa tragedia colectiva: cientos de vidas de migrantes guatemaltecos que encuentran la muerte en el camino a Norteamérica, víctimas de atracos, accidentes viales, agresiones armadas, el sofocante cruce del desierto y el cruel asedio de bandas criminales.