La Navidad en Guatemala tiene instantes de luz, momentos de alegría y unión, también risas y sus cosas curiosas. Se vive de mil maneras pero quizá estas sean algunas que conozcas.
Se supone que la Navidad empieza en diciembre. Pero en Guatemala, para algunos almacenes comenzó desde octubre. Cuando un almacén grande o una tienda de regalos de la esquina pone un Santa inflable y en oferta los primeros árboles y series de luces (que quedaron guardados el año pasado). A partir de ahí, todos entendemos la señal: ya viene el tiempo tan esperado, para compartir y alegrarse.
Ya en noviembre se da la señal definitiva de partida el cuando se enciende el Arbol Gallo, se comienzan a iluminar los frentes de las casas, en la radio y las redes sociales suenan las promociones y también empiezan los rezados.
En fin estos son algunos momentos que evocan cómo se celebra la Navidad (y toda la fiesta decembrina) en Guatemala.
Ayuden a ordenar la casa
La mamá anuncia: “Hoy solo pasamos una escobita”. Si no qué van a decir las visitas. O los familiares que vienen en estos días. Y de pronto la casa queda patas arriba, los colchones al sol, las cortinas en la lavadora (o hay unas nuevas, de oferta). Alguien barre telarañas. ¿Por qué no pintamos la casa? O quizá es tiempo de comprar un sofá nuevo. Cuando ya se acerca el 24, regar pino en el piso es un símbolo de bienvenida.
Hay que armar el nacimiento
Armazones de madera y cajas no parecen pero serán montañas y cerros. También detendrán un cielo con todo y estrellas de papel celofán o bombitas como planetas para dar la bienvenida el Rey del Cielo.
De repente aparecen cajas que nadie vio en 11 meses. Entre ellas salen: un pastor sin cabeza, un borrego que parece perro, un rey mago que perdió el camello y los señores María y José, bien envueltos para que no se dañen, junto al Niño Dios que se queda guardado para ser colocado en la Nochebuena, es decir la noche el 24 de diciembre.
Pero igual se arma el nacimiento, grande o pequeño con montañas hechas de papel café, musgo que huele a humedad ancestral, y un río de papel aluminio. Vendedores de barro gigantes junto a camellos enanos. Reyes magos que a veces son hasta cinco, tres nuevos y dos sobrevivientes de otro juego.
El árbol navideño cobra vida gracias a la familia
El árbol se arma con la familia entera, aunque solo uno trabaja y todos los demás dan órdenes: “Más para la izquierda”, “No, muy torcido”, “Esa luz no combina”. Al final queda hermoso, luminoso, cerca de la ventana para que se mire desde la calle. Por aquí abajo se empezarán a poner los regalos. Antes se le colgaban las tarjetas de cartulina pero hoy nadie manda nada de eso. ¿Te acuerdas cuando había tarjetas musicales? Hoy te mandan un reel.
La banda sonora
Guatemala en diciembre tiene tres sonidos garantizados: Villancicos tan repetidos como queridos: la canción de la marca B y B (aquella que dice “una mesa bien servida, una mesa distinguida…”, y el jingle del azúcar que comienza con “Hay alegría en las calles de mi barrio…”
Pero también suenan el Burrito Sabanero y el cantante El Buki con “otro año que ya se ha ido, cuántas cosas han pasado”. Para no perder la identidad, también suena en marimba el son Nochebuena, aunque mucho más después del 15 de diciembre.
Cosas que pasan
- Los perros del barrio entran oficialmente en modo ansiedad, por los cohetes. Pobrecitos.
- Los niños entran en modo espera del anhelado juguete, un videojuego o un celular. No quieren ropa, aunque posiblemente eso es lo que tendrán.
- Los adultos entran en modo multiplicación del aguinaldo, buscando ofertas y tratando a toda costa de evitar el tarjetazo.
- En los parqueos por la tarde no cabe ni un alfiler ¿por qué todos decidieron venir a este lugar a esta hora? es la pregunta usual
- ¿Y por qué no vamos a conseguir una piñata? (Otra salida, otra fila de autos y de semáforos que de noche son otra serie de luces en intermitencias)
Las compras navideñas
Tres horas de tráfico para comprar una bolsa de manzanas y dos libras de uvas. Ir a la Sexta, al Centro o a cualquier mercado departamental en diciembre es deporte extremo. Las promociones gritan tu nombre, los vendedores te ofrecen “dos por diez”, las ventas brillan de bricho y luces, pero las ofertas brillan por su ausencia.
El niño pide un carrito, quizá tenga suerte y se lo compren. El problema es cuando van dos o más, porque todos querrán regalo adicional. Los mercaditos navideños se llenan de pashte, musgo, figuritas, misterios, pastores, pesebres hechos con ramas y más luces de colores.
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Las posadas son una máquina del tiempo
Desfile, oración, piñata y canción. Son vecinos que usualmente no se hablan pero se encuentran y conversan. También son tortugas que hace mucho no existen pero siguen sonando. Chinchines que ya no recuerdan cuando fueron morros en un árbol pero que alegran el corazón.
Las imágenes de la Virgen María y San José caminan al son de los niños que los cargan. Farolas de celofán enmedio de las luces de carros. Ojalá den una buena refacción al final. Es una mezcla entre procesión solemne y fiesta improvisada. La gente canta la letanía; unos con devoción, otros con curiosidad sobre si darán ponche o chocolate. Es célebre aquella linea de “En el nombre del cielo yo os pido posada”
La bienvenida al recién llegado (Cuánto te hemos extrañado)
Por este tiempo hay hijos, hermanos, primos, tíos que llegan desde el Norte. No son Santa pero suelen traer regalos. Pero no es por eso que los esperamos. Es que hace cinco, diez, quince años que no los vemos y nos alegramos.
Por fin está de vuelta para volver a dar ese abrazo tan esperado a mamá o a papá, que aún está. Un poco más canoso, pero está. La casa ha cambiado, gracias a las remesas. También el barrio… pero sigue teniendo es magia de Navidad en Guatemala. Y eso es el gran momento: la familia reunida, compartiendo, sonriendo, recordando a quienes ya partieron y ayudando a crecer a los más pequeños..
¿Qué más recuerdas de la Navidad Guatemalteca? Quizá para los migrantes lo más contrastante sea ese silencio de las noches. No se puede quemar cohetes en la calle porque seguro llega la policía… Toca trabajar hasta tarde, por amor a quienes están lejos. ¡Cómo era de grande el Nacimiento que hacía el abuelo!
Quizá haya ponche la noche del 24 en casa de algun compatriota o de una familia hispana amiga. ¡Nunca se olvidará aquellos años de infancia en el barrio, en la aldea en la patria!
Obsequios únicos con identidad guatemalteca












