Bodas, cumpleaños, graduaciones, fiestas patronales son eventos especiales para recordar la tierra de miles de migrantes guatemaltecos. Son pioneros de la fotografía en Totonicapán quienes captan memorables instantes y brindan una conexión sin fronteras.
Los fotógrafos se convierten en guardianes y narradores silenciosos de momentos inolvidables. Es a través de sus lentes que capturan instantes. Congelan emociones, alegrías y crean un vínculo familiar en imágenes. Este gesto de amor lleva dos décadas y aunque la tecnología avanza, es una tradición especial para las familias y migrantes guatemaltecos.
Las madres, esposas e hijos de migrantes viven momentos inolvidables como: bautizos, bodas, graduaciones, cumpleaños y las tendencias sociales. Actividades especiales para los migrantes guatemaltecos, por que les recuerda su familia, su tierra e identidad. Muchos de ellos aportan económicamente para el desarrollo las celebraciones de sus familias en Guatemala.
Años atrás se solía contratar a fotógrafos para capturar el evento, cuyas imágenes se imprimían y enviaban por encomienda. Aunque la tecnología avanza, se mantiene viva la tradición. “Es un gesto de amor y conexión, estas fotografías viajan a través de fronteras hacia nuestros seres queridos en Estados Unidos” Agregó María Pérez. Llevan consigo el calor y la cercanía de aquellos que están lejos pero siempre presentes en el corazón.
Pioneros de la fotografía en Totonicapán, Guatemala expresan su experiencia y el trabajo hacia este arte. Son parte de la asociación de fotógrafos en Totonicapán y se instalan todos los días en el parque San Miguel para ofrecer sus servicios. Acuden a las actividades escolares, graduaciones o algún evento icónico, los pobladores siempre requieren de sus servicios en su mayoría familiares de migrantes guatemaltecos.
Alfonso Nicolás Menchú: décadas de luz
Alfonso Nicolas Menchú es originario de la comunidad de Pasajoc, Totonicapán, Guatemala. Inició en la fotografía en 1,974 con las cámaras de rollo y se dirigía hasta la ciudad capital para revelar las fotos, tardaba alrededor de diez o quince días para entregarlas, hasta que el laboratorio llegó a Quetzaltenango.
“El primer cámara que empecé a utilizar fue una pequeña de rollo, esa tomaba diez fotos y la otra 36, fue un oficio que aprendí con el tiempo y que me dedicado toda mi vida, aprendí a tomar fotos de día y noche” En ese entonces no existía el flash por lo que se ayudaban de una veladora para tener iluminación.
Las fotografías eran tomadas a pulso, estas no tenían vistas previas, el resultado se veía hasta el final de la revelación “Con el tiempo todo cambia y las cámaras son digitales aunque existan nuevas tecnologías siempre nos buscan” Los fotógrafos se han adaptado a las nuevas tendencias para brindar un mejor servicio.
“Las familias de migrantes siempre nos buscan para tomar las fotografías antes esperaban la revelación ahora solo se comparten por medio de internet, Totonicapán es una tierra bonita y de gente de trabajo los insto para que contraten nuestros servicios” agregó Alfonso Menchú.
Daniel Caniz: del rollo a la digital
Daniel José Caniz es originario del cantón Xantun, Totonicapán comenzó como fotógrafo en 1,992 con cámara de rollo. “Este es un arte y se convirtió en un trabajo y responsabilidad hacia las personas que solicitan los servicios, quedan recuerdos y momentos de las familias en Totonicapán”
Describió que existe un cambio en relación al equipo de fotos y escenarios, por ejemplo, antes se colocaban sets movibles, incluían caballos de madera, sombreros o algún adorno, estos se instalan en los parques de Totonicapán, en épocas navideñas y ferias patronales. “Las cosas pueden cambiar, pero quien trae el conocimiento hace el trabajo, la única diferencia en mi caso es la entrega inmediata de las fotos”
“Si bien ha disminuido la demanda, pero existen personas que valoran mucho este oficio porque saben los años de un buen trabajo. Ser fotógrafo requiere conocimientos y habilidad. Seguimos al servicio de la población” agregó.
Jesús Tacam: los recuerdos no tienen fronteras
Jesús Tacam originario de aldea Nimasac, Totonicapán, comenzó en la fotografía hace 25 años, profesión que aprendió de su papá y que aún ejerce. Su primera cámara también fue una de rollo y que con el tiempo cambió por una digital. “La tecnología avanza y evoluciona y nosotros vamos al paso, pero con la esencia de cada uno”
Como fotógrafos independientes también buscan otras oportunidades y se inclinan a ofrecer otros servicios como grabación y producción de videos para festividades de las comunidades de Totonicapán. “También hacemos en vivo actividades familiares para que sea visto por los migrantes en Estados Unidos”.
“Las personas siempre han contratado nuestros servicios, con los cambios de la tecnología nos ubican con mayor facilidad, antes tenían que ir a nuestras casas” Los cambios no han sido impedimento para continuar con esta labor que aunque ha sido difícil es el sustento de las familias de los pioneros.